La Basílica de Sant'Apollinare Nuovo, o Basilica di Sant'Apollinare Nuovo en italiano, es un impresionante testimonio del rico tapiz histórico y la destreza arquitectónica de Rávena, Italia. Esta basílica, con su imponente campanario cilíndrico y sus notables mosaicos, ofrece una fascinante mirada al pasado, fusionando elementos del arte gótico, bizantino y cristiano primitivo.
La basílica fue construida originalmente en el año 505 d.C. por el rey ostrogodo Teodorico el Grande como una iglesia arriana, dedicada a Cristo el Redentor. Inicialmente se llamó Domini Nostri Jesu Christi. Tras la conquista bizantina de Rávena en el año 540 d.C., la iglesia fue rededicada a San Martín de Tours, un ferviente opositor del arrianismo, y renombrada San Martino in Cielo d'Oro. No fue hasta el siglo IX, cuando las reliquias de San Apolinar, el primer obispo de Rávena, fueron trasladadas desde la Basílica de Sant'Apollinare in Classe a esta iglesia, que adquirió su nombre actual, Sant'Apollinare Nuovo.
A lo largo de su historia, la basílica ha enfrentado numerosos desafíos, incluyendo un devastador terremoto en el año 725 que causó daños significativos en su estructura. A pesar de estas adversidades, la basílica ha sido meticulosamente restaurada y preservada, permitiendo a los visitantes experimentar su grandeza y significado histórico.
La Basílica de Sant'Apollinare Nuovo es un impresionante ejemplo de la arquitectura de las primeras basílicas cristianas. El exterior presenta una fachada de ladrillo simple pero elegante, con una ventana bifora central prominente flanqueada por aberturas más pequeñas. El pórtico, o nártex, añadido en el siglo XVI, ofrece una entrada acogedora con sus columnas de mármol blanco que contrastan con la mampostería de ladrillo del edificio. El campanario circular, también construido de ladrillo, se eleva majestuoso junto a la basílica, ofreciendo un punto de referencia visual imponente.
En el interior, la disposición de la basílica sigue el plan tradicional de las basílicas, con una nave central flanqueada por dos pasillos más estrechos. La nave está separada de los pasillos por una serie de 12 pares de columnas, cada una adornada con capiteles intrincadamente tallados. El ábside semicircular original fue reconstruido en el siglo XVI, y su diseño actual refleja influencias tanto renacentistas como barrocas.
Una de las características más cautivadoras de la Basílica de Sant'Apollinare Nuovo es su extensa colección de mosaicos, que adornan las paredes de la nave central. Estos mosaicos están divididos en tres bandas distintas, cada una representando diferentes temas y períodos de la historia de la basílica.
La banda superior de mosaicos ilustra escenas de la vida de Cristo. Estos mosaicos detallados y vibrantes muestran momentos significativos como la Última Cena, el Milagro de los Panes y los Peces, y la entrada de Cristo en Jerusalén. Notablemente, estos mosaicos reflejan la evolución estilística del arte del mosaico durante el reinado de Teodorico, con figuras que aparecen más frontales y menos volumétricas en comparación con obras anteriores.
La banda media presenta una procesión de santos y profetas, representados entre las ventanas de la nave. Estas figuras, con sus ropajes ricamente sombreados y expresiones serenas, se alzan contra un fondo dorado, creando una sensación de presencia divina y reverencia.
La banda inferior, la más alterada con el tiempo, presenta una fascinante visión de los cambios políticos y culturales que la basílica ha presenciado. En un lado, se representa el famoso Palatium de Teodorico, completo con columnas y cortinas que una vez cubrieron las imágenes de Teodorico y su corte, removidas como parte de una damnatio memoriae. La pared opuesta muestra el bullicioso Puerto de Classe, con sus barcos y torres fortificadas, simbolizando la importancia de Rávena como un centro marítimo durante la era bizantina.
Una visita a la Basílica de Sant'Apollinare Nuovo es un viaje a través de siglos de historia y logros artísticos. Al entrar, la atmósfera serena y los intrincados mosaicos te transportan a una época en la que Rávena era un centro próspero de cultura y religión. La armoniosa combinación de estilos arquitectónicos de la basílica y su interior ricamente decorado ofrecen una visión única de los períodos cristiano primitivo y bizantino.
No te pierdas la oportunidad de explorar los alrededores de la basílica. El cercano centro histórico de Rávena alberga otros sitios del Patrimonio Mundial de la UNESCO, como el Mausoleo de Gala Placidia y la Basílica de San Vitale, cada uno ofreciendo sus propias contribuciones únicas al rico patrimonio de la ciudad.
En conclusión, la Basílica de Sant'Apollinare Nuovo se erige como un faro del legado histórico y artístico de Rávena. Su imponente campanario, exquisitos mosaicos y rica historia la convierten en un destino imperdible para cualquiera que visite esta encantadora ciudad italiana. Ya seas un entusiasta de la historia, un amante del arte o simplemente un viajero curioso, la basílica promete una experiencia cautivadora y enriquecedora.
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