El Castillo de Praga, conocido en checo como Pražský hrad, se erige majestuosamente sobre la colina de Opyš, dominando el horizonte de la capital checa. Este impresionante complejo, con sus amplios patios, grandiosos palacios y altísimas catedrales, no solo es el castillo antiguo más grande del mundo, sino también un símbolo de la historia y cultura de la nación checa. Con una extensión de más de 570 metros de largo y 130 metros de ancho, el Castillo de Praga es una visita obligada para cualquier turista en la ciudad.
Los orígenes del Castillo de Praga se remontan al siglo IX, lo que lo convierte en un lugar cargado de historia. Inicialmente establecido como un asentamiento fortificado, ha evolucionado a lo largo de los siglos, siendo testigo del reinado de reyes bohemios, emperadores del Sacro Imperio Romano y presidentes modernos. La primera mención registrada del castillo proviene del monje Cosmas de Praga, quien escribió sobre un altar pagano en el sitio a principios del siglo XII.
Una de las construcciones más significativas de los primeros tiempos fue la iglesia de la Virgen María, fundada alrededor del año 885 por el príncipe Bořivoj de la dinastía Přemyslid. Este evento marcó el inicio de la transformación del castillo en un importante centro político y religioso. A lo largo de los siglos, los gobernantes sucesivos ampliaron y fortificaron el castillo, convirtiéndolo en la sede del poder de las dinastías Přemyslid, Luxemburgo y Habsburgo.
El Castillo de Praga es un tesoro de estilos arquitectónicos que reflejan las diversas épocas de su desarrollo. La estructura más icónica dentro del complejo es, sin duda, la Catedral de San Vito. La construcción de esta obra maestra gótica comenzó en 1344 bajo el auspicio del rey Carlos IV y continuó durante casi seis siglos. Las elevadas agujas de la catedral y sus intrincadas vidrieras son un testimonio de la habilidad y dedicación de los arquitectos y artesanos que trabajaron en ella.
Otro edificio notable es el Antiguo Palacio Real, que data del siglo XII. Sirvió como residencia de los reyes bohemios y más tarde como sede de los gobernantes Habsburgo. El palacio alberga el Salón Vladislav, un asombroso ejemplo de arquitectura gótica tardía con su impresionante bóveda de nervaduras. Este gran salón fue utilizado para banquetes de coronación, torneos de caballeros e incluso justas interiores.
La Basílica de San Jorge, fundada en 920, es la iglesia más antigua que se conserva dentro del complejo del castillo. Su arquitectura románica, con sus austeras paredes de piedra y arcos redondeados, contrasta fuertemente con las estructuras góticas y barrocas más ornamentadas que la rodean. Hoy en día, la basílica es un lugar para conciertos de música clásica, añadiendo un toque de elegancia cultural a su ambiente histórico.
Visitar el Castillo de Praga es como adentrarse en un libro de historia viviente. Al pasear por sus patios y jardines, te encontrarás con una multitud de vistas fascinantes. El Callejón del Oro, una pintoresca calle bordeada de casas coloridas, es uno de esos puntos destacados. La leyenda dice que los alquimistas vivieron aquí, intentando convertir metales básicos en oro. Hoy en día, las encantadoras cabañas albergan pequeños museos y tiendas de recuerdos.
Los jardines del castillo ofrecen un escape sereno del bullicio de la ciudad. El Jardín Real, establecido en el siglo XVI, es una encantadora mezcla de paisajismo renacentista y barroco. Cuenta con fuentes ornamentadas, parterres meticulosamente cuidados y la impresionante Sala de Juego de Pelota, un edificio renacentista que ahora sirve como espacio de exhibición.
Para una vista panorámica de Praga, dirígete a los Jardines del Sur, que ofrecen impresionantes vistas de los tejados rojos de la ciudad y del río Vltava. Los jardines también albergan la Torre de la Pólvora, un vestigio de las fortificaciones medievales del castillo, y el Palacio de Verano, una hermosa estructura renacentista construida para la reina Ana.
Ninguna visita al Castillo de Praga estaría completa sin ver las Joyas de la Corona de Bohemia. Estos tesoros invaluables, que incluyen la Corona de San Wenceslao, el orbe real y el cetro, se encuentran en la Catedral de San Vito. Las joyas solo se exhiben en ocasiones especiales, lo que aumenta su mística y atractivo.
El castillo también alberga varios museos y galerías que muestran su rica historia y patrimonio cultural. La exposición La Historia del Castillo de Praga, ubicada en el Antiguo Palacio Real, ofrece una visión completa del desarrollo del castillo a lo largo de los siglos. La colección de arte medieval y renacentista de la Galería Nacional es otra visita obligada, con obras de artistas renombrados como el Maestro Teodorico y Lucas Cranach el Viejo.
Hoy en día, el Castillo de Praga sigue siendo la residencia oficial del presidente de la República Checa. También es un sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO, atrayendo a millones de visitantes cada año. La combinación del castillo de importancia histórica, esplendor arquitectónico y riqueza cultural lo convierte en un destino verdaderamente único.
Ya seas un entusiasta de la historia, un aficionado a la arquitectura o simplemente un viajero curioso, el Castillo de Praga ofrece un viaje inolvidable por el corazón del pasado de la República Checa. Su majestuosa presencia y las historias que alberga dentro de sus muros hacen de él un lugar donde la historia cobra vida, invitándote a explorar y descubrir sus muchos encantos.
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