En el corazón de la encantadora ciudad toscana de Pistoia se erige la majestuosa Catedral de Pistoia, conocida localmente como Cattedrale di San Zeno. Esta maravilla arquitectónica es un testimonio de siglos de fe, arte e historia, convirtiéndola en un destino imprescindible para cualquiera que explore esta fascinante región de Italia.
Los orígenes de la Catedral de Pistoia se pierden en el tiempo, con algunas fuentes sugiriendo que ya existía una iglesia en este sitio desde el siglo V. Inicialmente dedicada a San Martín, la catedral fue rededicada a San Zeno durante la dominación lombarda. La primera mención documentada de la catedral data de 923, donde se la llamó Ecclesia SS. Zenonis, Rufinis et Felicis. A lo largo de los siglos, la catedral ha experimentado numerosas transformaciones, reflejando la tumultuosa historia de la región.
Uno de los eventos más significativos en la historia de la catedral ocurrió en 1108, cuando fue dañada por un incendio. La iglesia fue reconstruida a principios del siglo XII, con el altar dedicado a Santiago consagrado en 1145 por el obispo Atto. Otro incendio en 1202 requirió una nueva reconstrucción, y la catedral sufrió varias modificaciones a lo largo de los siglos, incluyendo la adición de una tribuna y cúpula de estilo barroco a finales del siglo XVI y principios del XVII. Una importante restauración llevada a cabo entre 1952 y 1966 tuvo como objetivo devolver la catedral a su estilo románico original, eliminando adiciones posteriores y revelando la belleza de su arquitectura medieval.
Al acercarse a la Catedral de Pistoia, lo primero que llama la atención es su impresionante fachada románica. La fachada, adornada con intrincadas esculturas de mármol, presenta estatuas de los santos patronos de la catedral, San Zeno y Santiago, ubicadas en cada extremo del frontón. El diseño recuerda a otras iglesias románicas en Pistoia, como San Bartolomeo y Sant'Andrea, creando un paisaje arquitectónico armonioso en la ciudad.
Al entrar en la catedral, te recibe un espacioso interior con tres naves divididas por filas de majestuosas columnas. La nave central está cubierta con un techo de armadura de madera, mientras que las naves laterales tienen techos abovedados. El presbiterio elevado y la cripta debajo de él añaden a la grandeza de la catedral, invitando a los visitantes a explorar sus profundidades y descubrir sus tesoros ocultos.
El interior de la Catedral de Pistoia es un tesoro de arte e historia. Uno de los elementos más notables es la Capilla del Santísimo Sacramento, también conocida como la Capilla de San Donato o San Félix. Esta capilla alberga una hermosa pintura de Lorenzo di Credi, que representa a la Madonna entronizada con San Juan Bautista y San Donato. La pintura, originalmente encargada a Andrea del Verrocchio, fue completada por su alumno Lorenzo di Credi y es una obra maestra del arte renacentista.
Otro punto destacado es la Capilla de San Atto, que contiene la urna de San Atto, creada por Cleto Lapi en 1952. La capilla también presenta una pintura de Mattia Preti, que representa a los santos Baronto y Desiderio, así como frescos de Luigi Sabatelli y Giuseppe Bezzuoli.
La Capilla del Crucifijo alberga una de las posesiones más preciadas de la catedral: el altar de plata de Santiago. Esta exquisita pieza de orfebrería medieval fue creada por una docena de maestros artesanos entre 1287 y 1450, incluyendo al renombrado Filippo Brunelleschi. El altar, originalmente ubicado en la ahora demolida Capilla de Santiago, fue trasladado a su ubicación actual en 1953 y es un testimonio de la habilidad y el arte de sus creadores.
La cripta debajo del presbiterio es un espacio fascinante que data del período románico. Durante la restauración en la década de 1960, se descubrieron aquí varios artefactos importantes, incluidos dos capiteles, fragmentos de columnas y restos de frescos del siglo XII. La cripta también alberga los cimientos del ábside sur del coro románico y dos losas de mármol de finales del siglo XII.
Mientras exploras la catedral, asegúrate de observar la contrafachada, que presenta el arca de San Atto con bajorrelieves de mármol creados en 1337 por el taller de Giovanni di Agostino da Siena. La contrafachada también incluye la pila bautismal diseñada por Andrea Ferrucci da Fiesole y Jacopo del Mazza, con escenas de la vida de San Juan Bautista.
La Catedral de Pistoia no es solo una reliquia del pasado; es un monumento vivo que sigue desempeñando un papel vital en la vida espiritual y cultural de la ciudad. En diciembre de 1965, el Papa Pablo VI elevó la catedral al estatus de basílica menor, reconociendo su importancia y legado perdurable.
Ya sea que te atraiga su rica historia, su impresionante arquitectura o la serena atmósfera dentro de sus muros, la Catedral de Pistoia ofrece una experiencia cautivadora que dejará una impresión duradera. Al estar en este espacio sagrado, casi puedes escuchar los ecos de siglos de oraciones, celebraciones y momentos de reflexión silenciosa, haciendo de tu visita a la Catedral de Pistoia un viaje inolvidable a través del tiempo.
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