En Ostende, Bélgica, se encuentra un tesoro marítimo que atrae a los entusiastas de la historia y a los aficionados a la náutica: el magnífico Mercator. Este majestuoso bergantín, construido en 1931, ha sido un símbolo del patrimonio marítimo belga y sigue encantando a los visitantes con su rica historia y elegante presencia.
El barco lleva el nombre del renombrado geógrafo Gerardus Mercator y fue construido para reemplazar al envejecido buque escuela L'Avenir. El Mercator zarpó en su viaje inaugural el 5 de septiembre de 1932 y, durante casi tres décadas, fue el centro de la educación marítima en Bélgica. Cada año, el barco acogía a unos cincuenta oficiales aprendices, guiados por una tripulación experimentada, en extensos viajes que abarcaban el Atlántico durante el invierno y las aguas europeas en verano.
Entre sus numerosas expediciones notables, el Mercator jugó un papel crucial en una misión científica franco-belga a la Isla de Pascua entre 1934 y 1935. El barco regresó con la colosal estatua del Dios del Atún, que ahora es una valiosa exhibición en los Museos Reales de Arte e Historia en Bruselas. En 1936, el Mercator emprendió un solemne viaje para traer de vuelta los restos del Padre Damián desde Hawái, honrando el legado del reverenciado misionero que dedicó su vida a la colonia de leprosos de Moloka'i.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el Mercator fue requisado y navegó bajo bandera británica. Cuando regresó a Bélgica en 1947, el barco estaba en urgente necesidad de reparaciones. No fue hasta 1950 que el Mercator volvió a estar en condiciones de navegar. A pesar de los desafíos, el espíritu resiliente del barco brilló al participar y ganar varias prestigiosas regatas, incluida la primera carrera internacional de grandes veleros de Torbay a Lisboa en 1956.
En 1961, los días del Mercator como buque escuela llegaron a su fin, pero su viaje estaba lejos de terminar. El barco encontró un nuevo propósito como museo flotante, primero en Amberes y luego en Ostende, donde se ha convertido en un querido hito. El museo, curado por Corneille Hannoset, ofrece a los visitantes un vistazo al ilustre pasado del barco y a la historia marítima más amplia de Bélgica. Cada año, aproximadamente 130,000 visitantes suben a bordo del Mercator, atraídos por su rica herencia y el encanto del mar.
El Mercator ha pasado por importantes restauraciones para preservar su integridad histórica. Un gran proyecto de renovación, de septiembre de 2015 a marzo de 2017, vio la restauración completa del casco, la sustitución de la desgastada cubierta de madera y reparaciones en el sistema de tuberías, calefacción y tanque de diésel del barco. Además, se instaló un nuevo sistema de ventilación para mejorar la preservación del barco. Este extenso esfuerzo de restauración, que involucró a unos 20 trabajadores dedicados y totalizó entre 50,000 y 60,000 horas de trabajo, fue financiado por el gobierno flamenco con un costo de 3.5 millones de euros.
En mayo de 2023, se realizaron mejoras adicionales con la sustitución de las vergas de madera (los mástiles horizontales de los que se cuelgan las velas) por piezas de acero, asegurando la integridad estructural del barco para los próximos años. Este proyecto, con un presupuesto de 500,000 euros, subraya el compromiso continuo de mantener el Mercator como un preciado monumento marítimo.
Los visitantes del Mercator pueden esperar un fascinante viaje a través del tiempo. Las elegantes líneas del barco y sus interiores meticulosamente conservados ofrecen una ventana a la época dorada de la navegación a vela. Al explorar las cubiertas y camarotes, descubrirás exhibiciones que detallan los viajes del barco, la vida de su tripulación y la evolución de la navegación marítima.
La cubierta principal, con sus imponentes mástiles y complejas jarcias, es una maravilla de la ingeniería náutica. Aquí, puedes imaginar el bullicio de la tripulación mientras izaban las velas y navegaban por los mares abiertos. Bajo cubierta, los camarotes de los oficiales y el comedor ofrecen un vistazo a la vida diaria de los habitantes del barco, completos con muebles y artefactos de época.
El Mercator es más que un barco; es un símbolo del duradero patrimonio marítimo de Bélgica. Sus viajes han abarcado el globo, desde las heladas aguas del Atlántico Norte hasta las soleadas islas del Pacífico. A través de su servicio como buque escuela, el Mercator ha formado generaciones de marinos, inculcándoles las habilidades y valores necesarios para navegar los océanos del mundo.
Hoy, el Mercator se erige como un testimonio de la ingeniosidad humana y el espíritu de exploración. Su presencia en Ostende sirve como un recordatorio de la rica historia marítima de la ciudad y su conexión con el mundo en general. Ya seas un aficionado a la historia, un entusiasta de la navegación o simplemente busques una experiencia única y educativa, una visita al Mercator promete ser una aventura inolvidable.
En conclusión, el Mercator en Ostende es una atracción imprescindible para cualquiera interesado en la historia marítima y el legado de la navegación. Su rica historia, combinada con su estructura bellamente conservada, ofrece un fascinante vistazo al mundo de los grandes veleros y las valientes almas que los navegaron. Sube a bordo del Mercator y embárcate en un viaje a través del tiempo, donde los vientos de la historia te guiarán a través de los relatos de aventura y descubrimiento que definen este notable buque.
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