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Campana japonesa de la paz

Campana japonesa de la paz Nueva York

Campana japonesa de la paz

En el bullicioso distrito de Queens, Nueva York, se encuentra un símbolo de esperanza y unidad dentro del sereno Jardín Japonés en la Sede de las Naciones Unidas: la Campana de la Paz Japonesa. Esta campana notable, un emblema de la armonía internacional, tiene una historia fascinante y un mensaje profundo que resuena con visitantes de todo el mundo.

El Nacimiento de un Símbolo

La historia de la Campana de la Paz Japonesa comienza en 1951 con Chiyoji Nakagawa, un miembro del consejo de la Asociación de Naciones Unidas de Japón y más tarde alcalde de la ciudad de Uwajima. Inspirado por el deseo de promover la paz global, Nakagawa emprendió una misión para crear una campana que encarnara la esperanza colectiva de un mundo pacífico. Su visión era recolectar monedas y medallas de personas de todo el mundo, trascendiendo diferencias ideológicas, nacionales y raciales, y fundirlas en una sola campana.

Con el apoyo de Benjamin Cohen, Secretario General de las Naciones Unidas, la propuesta de Nakagawa fue aprobada unánimemente por el Consejo Económico y Social de la ONU. Durante los siguientes tres años, Nakagawa viajó extensamente, recolectando monedas y medallas de más de sesenta países, incluyendo nueve monedas de oro del Papa Pío XII. Estas contribuciones se fundieron y se moldearon en la campana en la renombrada Fundición Tada en la ciudad de Takamatsu, Japón.

Diseño y Significado

La Campana de la Paz Japonesa es un bonsho, una campana tradicional de templo budista, que mide 60 centímetros de diámetro, un metro de altura y pesa 116 kilogramos. La superficie de la campana está adornada con los caracteres japoneses “世界絶対平和萬歳” (sekai zettai heiwa banzai), que se traduce como "larga vida a la paz mundial absoluta". En el punto donde el martillo de madera golpea la campana, se representan el sol y la luna, rodeados de hojas de laurel, simbolizando paz y armonía.

La campana está alojada en un campanario diseñado por Rinpei Oshita, un artesano arquitectónico tradicional de Uwajima. El diseño del campanario está inspirado en el templo de la flor de loto donde nació Buda, añadiendo una capa de significado espiritual a la estructura. La campana y el campanario fueron transportados a Nueva York desde el puerto de Yokohama en 1954 y se instalaron en el Jardín Japonés en la Sede de las Naciones Unidas. La ceremonia de presentación tuvo lugar el 8 de junio de 1954, marcando el inicio del papel de la campana como símbolo de paz.

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Sonando por la Paz

La Campana de la Paz Japonesa se toca dos veces al año, cada vez llevando un mensaje de esperanza y unidad. La primera ocasión es alrededor del Día de la Tierra, el 21 de marzo, celebrando el equinoccio de primavera y la renovación de la vida. La segunda, y quizás más significativa, es en el Día Internacional de la Paz, observado el 21 de septiembre. En este día, el Secretario General de la ONU, junto con otros dignatarios y figuras públicas, se reúnen para tocar la campana, enviando un poderoso llamado a la paz en todo el mundo.

Estas ceremonias son recordatorios conmovedores de la búsqueda continua de la armonía global y la importancia de los esfuerzos colectivos para lograrla. El sonido de la campana resuena en la Sede de las Naciones Unidas, sirviendo como un faro de esperanza y un recordatorio de la responsabilidad compartida de fomentar la paz.

Un Legado de Paz

La influencia de la Campana de la Paz Japonesa se extiende más allá de su presencia física en las Naciones Unidas. Durante la Crisis de los Misiles en Cuba en 1961, Nakagawa presentó réplicas de la campana al Presidente John F. Kennedy y al Primer Ministro Nikita Khrushchev, acompañadas de un mensaje que enfatizaba la importancia de la paz y la comprensión. Este gesto subrayó el papel de la campana como catalizador para el diálogo y la reconciliación.

En 1970, la campana original de la Paz Japonesa fue temporalmente trasladada a la Expo 1970 en Osaka, Japón, para promover su mensaje a una audiencia global. Durante este período, se instaló una campana similar en la Sede de las Naciones Unidas para asegurar la continuidad de su presencia simbólica. Después de la Expo, la campana original fue devuelta a su lugar legítimo en Nueva York.

Preservando el Mensaje

La Asociación para la Preservación de la Campana de la Paz de la ONU, establecida por la hija de Nakagawa, Seiko Takase, continúa manteniendo el legado de la Campana de la Paz Japonesa. La asociación organiza ceremonias de toque de campana, talleres educativos y conferencias para difundir la conciencia sobre la historia de la campana y su mensaje de paz. A través de estas actividades, la asociación busca inspirar a las futuras generaciones a abrazar los valores de unidad y cooperación.

En los últimos años, la asociación también ha presentado réplicas de la Campana de la Paz Japonesa a varios países, incluyendo Myanmar y Bosnia y Herzegovina, extendiendo aún más su alcance e impacto. Estas réplicas sirven como símbolos duraderos de la aspiración universal por la paz, reforzando el mensaje de la campana en diferentes rincones del mundo.

Visitando la Campana de la Paz Japonesa

Una visita a la Campana de la Paz Japonesa en Queens ofrece una oportunidad única para conectarse con un poderoso símbolo de unidad global. Al estar frente a la campana, tómate un momento para reflexionar sobre su historia y los esfuerzos colectivos que la hicieron posible. El entorno tranquilo del Jardín Japonés proporciona un telón de fondo sereno, permitiendo a los visitantes contemplar la importancia de la paz en el mundo actual.

Ya seas un entusiasta de la historia, un defensor de la paz o simplemente un viajero curioso, la Campana de la Paz Japonesa es un monumento que debes ver y que encarna la esperanza duradera por un mundo armonioso. Su historia es un testimonio del poder de la colaboración y la creencia de que, juntos, podemos crear un futuro más brillante y pacífico para todos.

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