En el corazón de Mulhouse, Francia, se encuentra una joya arquitectónica que refleja la rica historia y el patrimonio cultural de la ciudad: el Hôtel de ville de Mulhouse. Este ayuntamiento de estilo renacentista, conocido localmente como el Rothüss, no es solo un edificio municipal, sino un monumento histórico que ha sido testigo de siglos de transformaciones políticas y sociales. Su vibrante fachada y decoraciones intrincadas lo convierten en uno de los puntos de referencia más destacados de Mulhouse, atrayendo a visitantes de todo el mundo.
La historia del Hôtel de ville de Mulhouse comienza en 1308 cuando Mulhouse fue declarada ciudad imperial libre. Para 1354, la ciudad se había aliado con otras ciudades de Alsacia para formar la Décapole, una liga que les otorgaba una autonomía significativa. El ayuntamiento original, construido en 1432, sirvió como el centro administrativo de esta creciente ciudad-estado. Sin embargo, un devastador incendio en 1551 redujo el edificio a cenizas.
Sin desanimarse, los ciudadanos de Mulhouse emprendieron la reconstrucción de su ayuntamiento en 1552. Bajo la dirección del cantero de Basilea Michel Lynthumer, el nuevo edificio surgió de las cenizas, mostrando el estilo elegante y ornamentado del Renacimiento renano. La fachada con gabletes del edificio, adornada con volutas y una escalera doble ligeramente descentrada coronada con un campanario, se convirtió en un símbolo del renacimiento y la resiliencia de la ciudad. El renombrado artista Christophe Bock pintó el edificio en ricos tonos de rojo y dorado, ganándose la admiración de visitantes como Montaigne, quien lo describió como un magnífico y dorado palacio durante sus viajes en 1580.
El exterior del Hôtel de ville de Mulhouse es un festín visual, con sus decoraciones trompe-l'œil que ejemplifican el estilo artístico del Renacimiento. Estas ilusiones pintadas representan figuras alegóricas que simbolizan virtudes como la Justicia, el Valor, la Templanza, la Fe y la Caridad, reflejando los valores defendidos por el gobierno de la ciudad. La fachada también presenta los escudos de armas de los cantones suizos, un guiño a las alianzas históricas de Mulhouse.
Entre los muchos elementos fascinantes del edificio se encuentra el Klapperstein, o piedra de los chismosos, ubicada en el lado derecho del ayuntamiento. Esta piedra, con forma de cabeza humana con ojos grandes y lengua protruyente, se utilizaba para castigar a los chismosos y difamadores. Los condenados a este castigo debían desfilar por la ciudad con la pesada piedra colgando de su cuello, una práctica que continuó hasta que Mulhouse se unió a Francia en 1798.
Entrar en el Hôtel de ville de Mulhouse es como viajar en el tiempo. El edificio consta de cuatro niveles, cada uno con su propio encanto y significado histórico. La planta baja alberga la Salle de la Décapole, a la que se accede a través de una puerta debajo de la gran escalera doble. Hoy en día, esta sala sirve como la entrada al museo histórico de Mulhouse.
Al subir la escalera, los visitantes llegan al vestíbulo en el primer piso, donde el techo está adornado con intrincados frescos de emperadores romanos y motivos florales. Esta área también cuenta con un gran aparador y un lavabo decorado con marquetería del siglo XVI, junto con retratos de antiguos alcaldes.
A la izquierda del vestíbulo se encuentra la Salle du Grand Conseil, donde los concejales y alcaldes de la ciudad deliberaban. Esta sala, aún utilizada para reuniones municipales, cuenta con un techo artesonado, ventanas geminadas, columnas esculpidas, vitrales y decoraciones pintadas, incluyendo los escudos de armas de los cantones suizos y los blasones de antiguos alcaldes. Aquí también se encuentra una caja fuerte enmarcada en piedra, añadiendo al ambiente histórico de la sala.
El segundo piso alberga una sala con techos pintados con intrincados diseños de volutas, que contiene las colecciones permanentes del museo histórico. El último piso, que una vez se utilizó como granero para almacenar alimentos en tiempos de hambruna, ahora alberga exposiciones temporales, continuando el legado del edificio como un lugar de comunidad y cultura.
El Hôtel de ville de Mulhouse no es solo un hermoso edificio; es un testimonio de la rica historia y el patrimonio cultural de la ciudad. Reconocido por su valor histórico y arquitectónico, el edificio ha sido catalogado como monumento histórico desde el 18 de junio de 1929 y clasificado desde el 21 de julio de 1961. Su preservación asegura que las futuras generaciones puedan seguir admirando y aprendiendo de esta notable estructura.
Ya seas un entusiasta de la historia, un aficionado a la arquitectura o simplemente un viajero curioso, el Hôtel de ville de Mulhouse ofrece una cautivadora mirada al pasado. Sus paredes, adornadas con arte y simbolismo de siglos de antigüedad, cuentan la historia de una ciudad que ha resistido el paso del tiempo, convirtiéndolo en un destino imprescindible en Mulhouse.
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