Ubicado en lo alto de la pintoresca colina de La Picota, en el corazón de Miranda de Ebro, España, el Castillo de Miranda de Ebro se erige como un testimonio de la rica historia y destreza arquitectónica de la región. Con sus vistas imponentes sobre la ciudad y el río Ebro, esta fortaleza medieval ha sido testigo de siglos de conflictos, transformaciones y restauraciones, convirtiéndose en un destino fascinante tanto para los entusiastas de la historia como para los turistas casuales.
Los orígenes del Castillo de Miranda de Ebro se pierden en la antigüedad, con evidencias que sugieren que ya existía una fortificación en Miranda de Ebro desde la Alta Edad Media. La primera mención documentada del castillo data de 1177, subrayando su importancia estratégica en la región. Sin embargo, la estructura actual comenzó a tomar forma el 15 de octubre de 1358, cuando Don Tello, Señor de Vizcaya, solicitó el terreno al Obispado y al Cabildo de Calahorra para construir una nueva fortaleza. La construcción se retrasó y no comenzó hasta 1449 bajo la dirección de Pedro Sarmiento, Señor de Salinas, y el maestro cantero Juan Guas.
El castillo fue escenario de numerosos asedios y batallas, reflejando su importancia estratégica en la frontera. En 1493, Miranda de Ebro fue reincorporada al Señorío de Burgos por decreto de los Reyes Católicos, pero el castillo permaneció en posesión de los Condes de Salinas hasta el siglo XVIII. La fortaleza sufrió los estragos de la Guerra de Independencia y las Guerras Carlistas, cayendo finalmente en ruinas a principios del siglo XX. En 1903, el ayuntamiento decidió desmantelar el castillo, utilizando sus piedras para otras construcciones y enterrando partes de él bajo tierra.
A pesar de su estado ruinoso, el Castillo de Miranda de Ebro fue declarado Bien de Interés Cultural por decreto del 22 de abril de 1949 y por la Ley del Patrimonio Histórico Español de 1985. El renacimiento del castillo comenzó en serio en 1999, coincidiendo con el noveno centenario del Fuero de Miranda de Ebro. Este renovado interés llevó a la formulación de un Plan Director para la recuperación del castillo. Las excavaciones arqueológicas comenzaron en 2006, revelando evidencias de asentamientos anteriores que datan del siglo VIII.
En 2009, los esfuerzos de restauración cobraron impulso con fondos de la Unión Europea a través de los fondos FEDER y del Plan Urban del Ayuntamiento de Miranda de Ebro. La restauración se centró en las estructuras visibles, incluyendo la barbacana y los muros norte y este. Se instaló un ascensor exterior para mejorar la accesibilidad, conectando el castillo con el Jardín Botánico de Miranda de Ebro. La restauración también incluyó la instalación de iluminación nocturna y la creación de un centro de interpretación para mejorar la experiencia del visitante. En julio de 2013, el castillo finalmente se abrió al público, transformándose de una ruina oscura en un hito cultural y turístico.
Hoy en día, los visitantes del Castillo de Miranda de Ebro pueden explorar sus muros y torres parcialmente restaurados, que ofrecen un vistazo al pasado histórico de la fortaleza. Los muros norte y este, junto con las torres conocidas como la Batería del Rey y la Batería de la Reina, son algunas de las características más destacadas. La entrada al castillo es a través de la barbacana, un pequeño sistema defensivo al que se accede por un laberinto en zigzag en la ladera. La altura original de los muros sigue siendo desconocida, ya que las secciones sobrevivientes no se elevan mucho por encima del nivel del suelo original.
Construido principalmente de piedra de sillería, los muros del castillo muestran la destreza de los canteros medievales. Los esfuerzos de restauración también han descubierto tumbas medievales y restos románicos, probablemente asociados con la Iglesia original de Santa María. Uno de los descubrimientos más sorprendentes fue los restos de un castillo anterior del siglo XVI con un diseño de estilo italiano, que presentaba bastiones o revellines.
El Castillo de Miranda de Ebro es accesible a través del CIMA (Centro de Interpretación de Miranda Antigua), ubicado en la histórica calle San Francisco. Los visitantes comienzan su recorrido en el centro de recepción, que incluye el Jardín Botánico de Miranda de Ebro, situado en las terrazas de la colina de La Picota. Desde el Jardín Botánico, una serie de rampas y un segundo ascensor conducen a la entrada de la barbacana del castillo.
El centro de interpretación ofrece información sobre la historia del castillo y el proceso de restauración, proporcionando contexto para las ruinas y artefactos en exhibición. La posición elevada del castillo ofrece impresionantes vistas panorámicas de Miranda de Ebro y el paisaje circundante, convirtiéndolo en un lugar perfecto para la fotografía y la reflexión.
En conclusión, el Castillo de Miranda de Ebro no es solo un monumento histórico, sino un símbolo de resiliencia y renovación. Sus muros, que una vez resonaron con los sonidos de la batalla, ahora se erigen como testigos silenciosos del paso del tiempo. Ya seas un aficionado a la historia, un entusiasta de la arquitectura o simplemente un viajero curioso, una visita a esta fortaleza restaurada promete un viaje a través de siglos de historia y cultura española.
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