Ubicados en el pintoresco paisaje de Baden-Württemberg, los molinos de Markgröningen, conocidos localmente como Spitalmühle, atraen a los visitantes con su rica historia y su encanto rústico. Este histórico molino de grano, situado a orillas del río Glems, ofrece una visión del pasado industrioso de la región y la resiliencia de su gente.
La historia de los molinos de Markgröningen comienza en 1416, cuando se documentó por primera vez como parte del Heilig-Geist-Spital de Markgröningen. Durante siglos, este molino fue un recurso vital para la ciudad, ya que tanto los arrendatarios como los locales debían moler su grano aquí. Sin embargo, los primeros años del molino estuvieron llenos de desafíos. Durante un período de 130 años, los onerosos contratos de arrendamiento llevaron a la ruina a 22 molineros, culminando en la destrucción del molino durante la Guerra de los Treinta Años.
Los esfuerzos de reconstrucción fueron esporádicos y a menudo frustrados por conflictos externos, como las incursiones de las fuerzas francesas. No fue hasta 1680 que Hans Conrad Schell intentó revivir el molino, pero también cayó víctima de la mala fortuna. El molino vio pasar a varios molineros, cada uno luchando bajo el peso de las elevadas cuotas a la administración del Spital.
En 1817, se produjo un cambio significativo cuando Johann Michael y Ernst Gottfried Weizsäcker vendieron el molino a Johann Georg Frick y su esposa Katharina. La familia Frick, cuyos descendientes aún ostentan el título de Spitalmüller, logró mantener el molino en funcionamiento a través de tiempos turbulentos, incluyendo los angustiosos eventos de la Segunda Guerra Mundial.
Tras la Segunda Guerra Mundial, los molinos de Markgröningen fueron testigos de un episodio oscuro. En la noche del 10 de noviembre de 1945, el molino fue atacado por un grupo de personas desplazadas, lo que llevó a una trágica pérdida de vidas. Este evento dejó una marca imborrable en la comunidad, pero la resiliencia de los miembros sobrevivientes de la familia aseguró la continuidad del funcionamiento del molino.
A lo largo de su larga historia, los molinos de Markgröningen han visto avances tecnológicos significativos. A principios del siglo XIX, el molino operaba con tres ruedas hidráulicas de cubo alto, obteniendo energía de un canal desviado del río Glems. Para 1905, estas habían sido reemplazadas por ruedas más eficientes, y eventualmente, en 1921/22, el molino hizo la transición a la tecnología de turbinas.
La introducción de una turbina doble Haag y una turbina Francis marcó una nueva era, culminando más tarde con la instalación de una turbina Ossberger en 1976. Esta modernización permitió al molino alcanzar una potencia máxima de 19.2 caballos de fuerza, un testimonio de la ingeniosidad y adaptabilidad de sus operadores.
Notablemente, los molinos de Markgröningen fueron los únicos en la zona que mantuvieron su función original como molino de grano bien entrado el siglo XXI. Equipado con tres molinos de rodillos dobles y un molino de piedra, tenía una capacidad de procesamiento de 7.5 toneladas por día hasta 1997. Aunque las operaciones de molienda han cesado, el molino sigue sirviendo a la comunidad a través de la venta directa de harina a clientes privados.
Hoy en día, los molinos de Markgröningen se erigen como un orgulloso testimonio del rico patrimonio molinero de la región. Los visitantes pueden explorar este sitio histórico a lo largo del Glemsmühlenweg, un sendero escénico establecido en 2001 que destaca los molinos históricos del área. Una placa informativa ofrece información sobre el pasado del molino, invitando a los huéspedes a retroceder en el tiempo y apreciar el legado perdurable de esta notable institución.
En conclusión, los molinos de Markgröningen ofrecen más que una ventana al pasado; encarnan el espíritu de perseverancia e innovación que ha definido a la región durante siglos. Ya sea que seas un entusiasta de la historia o simplemente busques un escape tranquilo, una visita a este histórico molino promete un cautivador viaje a través del tiempo.
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