En el corazón de la Altstadt de Magdeburgo, sobre el río Elba, se encuentra la impresionante Iglesia de San Petri. Este tesoro arquitectónico no solo es un testimonio de la rica historia de la ciudad, sino también un faro de importancia cultural y espiritual. Dedicada a San Pedro, el santo patrón de los pescadores, San Petri es una visita obligada para quienes exploran las calles llenas de historia de Magdeburgo.
Los comienzos de San Petri se remontan a alrededor de 1150, cuando se estableció por primera vez como una iglesia parroquial para el pueblo pesquero de Frose. Situada en el Petersberg, la iglesia ofrecía un refugio espiritual para la comunidad junto a las orillas del Elba. Originalmente, la estructura era un edificio de una sola nave con un techo de madera plano y un modesto altar. La torre occidental, construida con piedra de escombro, aún se mantiene hoy como testigo silencioso de los primeros días de la iglesia.
En 1213, la iglesia y su aldea circundante fueron destruidas durante una invasión por las fuerzas del emperador Otón IV. Sin embargo, esta devastación allanó el camino para la expansión de Magdeburgo, con San Petri siendo reconstruida e incorporada a las fortificaciones del norte de la ciudad. La primera mención documentada de la iglesia fue en 1258, marcando su creciente importancia en la región.
Hacia el año 1400, San Petri experimentó una transformación significativa en una iglesia de salón de tres naves de estilo gótico, probablemente iniciada por el arzobispo Albrecht de Querfurt. El nuevo diseño presentaba un impresionante ábside de cinco lados, famoso por su belleza y la luz etérea que se filtraba a través de sus altas ventanas. El eje de la iglesia se desplazó hacia el sur, otorgándole un carácter arquitectónico único.
A pesar de estos cambios, la torre occidental original permaneció, aunque ligeramente descentrada debido a la nueva alineación. La construcción de un gran pórtico con un frontón de ladrillo gótico frente al portal doble del pasillo sur añadió al aspecto evolutivo de la iglesia. Esta transformación se completó en 1480, dejando una marca duradera en el paisaje arquitectónico de Magdeburgo.
La Reforma trajo cambios profundos a San Petri, con la elección de su primer pastor protestante en 1524. La iglesia abrazó su nuevo papel, albergando su primer sermón protestante el 17 de julio de ese año. Para 1546, San Petri había adquirido su primer órgano, originalmente del Monasterio de Berge, enriqueciendo aún más su vida litúrgica.
Los estragos de la Guerra de los Treinta Años dejaron una profunda cicatriz en Magdeburgo, y San Petri no fue la excepción. En 1631, durante el asalto de la ciudad por las tropas imperiales bajo Tilly, la iglesia sufrió daños extensos, con el colapso de sus bóvedas. Sin embargo, el espíritu resiliente de su congregación vio la iglesia reconstruida, culminando en su nueva dedicación en 1689. Un nuevo púlpito de Tobias Wilhelmi y un órgano de segunda mano de la Iglesia de San Ulrich y Levin fueron algunas de las adiciones que marcaron su renacimiento.
La Segunda Guerra Mundial trajo más destrucción a San Petri, con un gran bombardeo en 1945 que la dejó en ruinas. Sin embargo, la torre y el pórtico de la iglesia sobrevivieron con daños mínimos. En 1958, la parroquia católica de San Sebastián adquirió las ruinas, preparando el terreno para un nuevo capítulo de restauración. Para 1970, la iglesia fue re-consagrada, con las contribuciones artísticas del escultor Heinrich Apel y coloridos vitrales de Charles Crodel.
Hoy, San Petri se erige como la Iglesia Universitaria Católica y un centro para actividades culturales, incluyendo la Noche Coral Europea anual. Este evento, una celebración de colaboración musical, atrae coros de toda Europa para actuar en este entorno histórico, enriqueciendo el tapiz cultural de Magdeburgo.
Los planes para un nuevo monasterio premonstratense junto a San Petri prometen mejorar aún más su papel como centro espiritual y comunitario. Junto con la Capilla de Magdalena y un nuevo complejo de atrio, San Petri continúa evolucionando, encarnando la armoniosa mezcla de historia, fe y cultura.
Ya sea por su belleza arquitectónica, su pasado lleno de historia o su vibrante presente, San Petri en Magdeburgo ofrece una fascinante visión del alma de esta ciudad histórica. Una visita aquí no es solo un viaje en el tiempo, sino una invitación a ser parte de una tradición viva que continúa inspirando y uniendo.
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