Ubicado en el corazón del centro de Lexington, Kentucky, el Lexington Opera House se erige como un faro de patrimonio cultural y esplendor arquitectónico. Este histórico teatro, situado en el 401 West Short Street, ha sido un pilar de la comunidad artística de la ciudad desde su gran inauguración en 1887. Ya seas un amante de las artes escénicas o un entusiasta de la historia, una visita al Lexington Opera House promete una experiencia enriquecedora que mezcla el encanto del pasado con la vitalidad de las actuaciones contemporáneas.
El Lexington Opera House nació de la necesidad después de que su predecesor, ubicado en la esquina de Main y Broadway, fuera destruido por un incendio en enero de 1886. Surgiendo de las cenizas, el nuevo Opera House fue diseñado por el renombrado arquitecto Oscar Cobb, cuya visión dio vida a una obra maestra arquitectónica de tres pisos. Abriendo oficialmente sus puertas el 19 de julio de 1887 con un concierto de la Sinfónica de Cincinnati, el Opera House rápidamente se convirtió en un centro cultural, atrayendo a artistas notables como Al Jolson, W.C. Fields, Will Rogers, Harry Houdini y Sarah Bernhardt.
La popularidad del teatro se disparó con producciones elaboradas que cautivaron al público. En 1890, la producción de Henley Regatta inundó famosamente el escenario, permitiendo que la actuación tuviera lugar en botes de remo. La producción de Country Circus de 1893 contó con un desfile de una milla de largo con 100 animales, mientras que la puesta en escena de Ben Hur requirió una remodelación significativa para acomodar una carrera de carros en el escenario. Espectáculos tan grandiosos solidificaron la reputación del Opera House como un lugar de entretenimiento de primer nivel.
Sin embargo, la llegada de los automóviles, la radio y el cine a principios del siglo XX planteó desafíos para el teatro en vivo. Para 1926, el Opera House se transformó en una sala de cine, con la última actuación en vivo siendo The Arabian. A pesar de algunos espectáculos ocasionales de vodevil y burlesque, los días de gloria del teatro parecían haber quedado atrás. El Opera House enfrentó la posible demolición en la década de 1960, pero fue salvado gracias a los esfuerzos de Price Coomer, quien compró y remodeló la casa en 1955.
Los años 70 trajeron nuevas esperanzas para el Opera House. Después de que una serie de tormentas de viento causaran daños significativos, se lanzaron campañas públicas y privadas para salvar el histórico teatro. Los inspectores de edificios determinaron que renovar el Opera House sería más rentable que construir un nuevo edificio. Con la ayuda financiera de filántropos locales y el Opera House Fund, Inc., la Lexington Center Corporation compró y restauró el teatro. La rehabilitación, completada en 1976, incluyó la eliminación del falso techo, la reapertura de los balcones y la actualización del escenario con equipo moderno, mientras se preservaban elementos históricos como el tablero de luces Edison.
Hoy en día, el Lexington Opera House es uno de los pocos teatros del siglo XIX en los Estados Unidos con menos de 1,000 asientos que aún opera como un lugar de actuaciones en vivo. Alberga una diversa gama de eventos, incluyendo ballets, óperas, producciones infantiles, espectáculos familiares, actos de comedia, conciertos y giras profesionales de Broadway, atrayendo aproximadamente a 85,000 espectadores anualmente.
El diseño arquitectónico del Lexington Opera House es un testimonio del genio de Oscar Cobb. El teatro originalmente tenía capacidad para 1,250 personas y contaba con dos balcones y palcos en cada lado del escenario. El diseño intrincado incluía 596 asientos tapizados en Marruecos turco y terciopelo, portahats, bastones y soportes para paraguas en cada palco, 250 luces de gas, 37 conjuntos de escenarios y un telón de fondo. El escenario estaba equipado con características innovadoras como un tablero de luces Edison y trampillas para el uso de animales durante las producciones. Para prevenir otro incendio, el Opera House tenía tuberías con presión de agua y conexiones de mangueras capaces de inundar el escenario si era necesario.
Durante la renovación de 1975, estas características históricas fueron cuidadosamente restauradas, permitiendo a los visitantes retroceder en el tiempo y experimentar la grandeza de una era pasada. La atmósfera única del teatro del siglo XIX crea una estética única, convirtiéndolo en un destino cultural e histórico de primer nivel en el centro de Lexington.
Una visita al Lexington Opera House es más que solo asistir a una actuación; es un viaje inmersivo a través de la historia. Al entrar al teatro, te recibe su elegante fachada y la promesa de una experiencia inolvidable. La disposición íntima de los asientos asegura que cada asiento ofrezca una gran vista, permitiéndote apreciar plenamente el talento y la maestría en el escenario. Ya sea que estés viendo un espectáculo de Broadway, disfrutando de un ballet o riendo con un acto de comedia, la atmósfera del Opera House realza la magia de las actuaciones en vivo.
Además de su programación regular, el Lexington Opera House ofrece visitas guiadas que profundizan en su rica historia y significancia arquitectónica. Estas visitas brindan una mirada detrás de escena del teatro, desde los balcones ornamentados hasta el escenario modernizado, ofreciendo información sobre los meticulosos esfuerzos de restauración que han preservado esta joya cultural para las futuras generaciones.
En conclusión, el Lexington Opera House no es solo un teatro; es un testimonio viviente del poder perdurable de las artes y la resiliencia de una comunidad dedicada a preservar su patrimonio cultural. Sus paredes resuenan con las actuaciones de leyendas y los aplausos de innumerables audiencias, convirtiéndolo en un destino imprescindible para cualquiera que explore la vibrante ciudad de Lexington, Kentucky.
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