Ubicado a lo largo de la pintoresca costa belga, el Casino de Knokke, conocido localmente como Casino Knokke, se erige como un faro de patrimonio cultural y entretenimiento en la encantadora ciudad de Knokke-Heist. Esta maravilla arquitectónica, diseñada por el renombrado arquitecto belga Léon Stynen, no es solo un lugar para juegos de azar, sino un tesoro de arte, historia y elegancia que atrae a visitantes de todo el mundo.
La historia del Casino de Knokke comienza en 1929 cuando Jozef Nellens inició su construcción. El casino abrió oficialmente sus puertas el 5 de julio de 1930, convirtiéndose rápidamente en un punto de encuentro para la élite y los curiosos. Inicialmente, el casino operaba solo durante los meses de verano, una tradición que continuó hasta la década de 1960. Durante la Segunda Guerra Mundial, el casino sufrió daños significativos debido a bombardeos aéreos y la ocupación parcial por tropas alemanas. Sin embargo, el espíritu resiliente de la gente hizo que el casino fuera restaurado por su arquitecto original, Léon Stynen, reabriendo en 1947.
El período de posguerra marcó el inicio de una era dorada para el Casino de Knokke. A partir de 1949, el casino acogió importantes exposiciones de arte con obras de luminarias como Pablo Picasso, Max Ernst, Salvador Dalí y René Magritte. Las exposiciones anuales también mostraron a otros artistas notables como Balthus, Joan Miró, Raoul Dufy, Paul Delvaux, Jean Tinguely y Nikki de Saint Phalle. La importancia cultural del casino continuó creciendo con actuaciones de leyendas musicales como Ray Ventura, Josephine Baker, Édith Piaf, Frank Sinatra, Nat King Cole y Jacques Brel.
El Casino de Knokke es un testimonio de la brillantez arquitectónica y la grandeza artística. El diseño del edificio, influenciado por Le Corbusier, el Art Deco y el estilo Beaux-Arts, es un deleite visual. Una de las características más impresionantes del casino es la Kroonluchterzaal, o sala del candelabro, que alberga un candelabro de cristal veneciano de 6 toneladas. Esta magnífica pieza, creada por el arquitecto J. Selis y el diseñador Al David, tiene un diámetro de 8.5 metros y una altura de 6.5 metros, compuesta por 22,000 piezas de vidrio e iluminada por 2,700 lámparas.
Las paredes del casino están adornadas con obras de arte permanentes a gran escala de artistas renombrados. Un destacado es el mural gigante de 360° de René Magritte, El Dominio Encantado, creado en 1953. Esta obra maestra surrealista, compuesta por ocho paneles, envuelve a los visitantes en un mundo de fantasía e imaginación. Otra obra notable es Le Voyage Légendaire (1974) de Paul Delvaux, un panorama surrealista originalmente instalado en el Casino de Chaudfontaine y luego trasladado al Casino de Knokke. Esta pintura de 4.4 por 13 metros representa una escena al aire libre onírica con detalles meticulosos, incluyendo cuevas, bosques, niñas, trenes, vías, luces, postes eléctricos, la luna y un buzón.
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Más allá de su atractivo arquitectónico y artístico, el Casino de Knokke es un vibrante centro de entretenimiento. El casino ha acogido una multitud de eventos, desde las finales del concurso Miss Bélgica hasta competiciones para seleccionar la entrada belga en el Festival de la Canción de Eurovisión. También ha sido el lugar para el estreno del boceto dramático Masscheroen de Hugo Claus. En julio de 1963, Jacques Brel encabezó en el casino la quinta Coupe d'Europe de Tour de Chant, debutando su clásica canción Mathilde.
En la década de 1970, bajo la gestión de Jacques y Roger Nellens, el casino amplió su programa de entretenimiento para incluir ballets, óperas, conciertos, recitales de poesía y festivales de cine. Algunos de estos eventos fueron incluso televisados, consolidando aún más la reputación del casino como un destino de entretenimiento de primer nivel. Las renovaciones de 1987 llevaron al casino a su apariencia actual, combinando comodidades modernas con su encanto histórico.
Una visita al Casino de Knokke es una experiencia que trasciende la típica salida a un casino. Al entrar en este edificio icónico, se es recibido por una mezcla de historia, arte y glamour. El casino ofrece una variedad de opciones de juego, desde juegos de mesa tradicionales hasta modernas máquinas tragamonedas, atendiendo tanto a visitantes casuales como a jugadores experimentados. Sin embargo, el verdadero atractivo reside en los tesoros culturales y artísticos que adornan sus pasillos.
Tómese un momento para admirar el impresionante candelabro en la Kroonluchterzaal, sumérjase en los mundos surrealistas creados por Magritte y Delvaux, y explore la rica historia que resuena en las paredes del casino. Ya sea que sea un entusiasta del arte, un aficionado a la historia o simplemente busque una noche elegante, el Casino de Knokke promete una experiencia inolvidable.
En conclusión, el Casino de Knokke es más que un lugar de juegos; es un hito cultural que encarna el espíritu de Knokke-Heist. Su rica historia, esplendor arquitectónico y obras maestras artísticas lo convierten en un destino imprescindible para cualquiera que explore la costa belga. Así que, la próxima vez que se encuentre en Knokke-Heist, asegúrese de entrar en esta joya atemporal y descubrir la magia que espera dentro de sus muros.
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