El Schloss Kissing, situado en el encantador pueblo de Kissing en Baviera, Alemania, es una fascinante mezcla de historia y elegancia arquitectónica. Este antiguo castillo, ahora conocido como el Bäckerwirt, ofrece un cautivador viaje a través del tiempo, desde sus orígenes como sede judicial hasta su papel actual como un animado centro gastronómico.
Los orígenes de Schloss Kissing se remontan a alrededor del año 1500, cuando el Capitán Konrad Bering adquirió el terreno del Monasterio de Altomünster. El lugar, originalmente hogar de una estructura anterior, se convirtió en la base para una nueva residencia. Un momento histórico notable ocurrió el 15 de julio de 1530, cuando el Emperador Carlos V cenó en el jardín durante la Dieta de Augsburgo, marcando la temprana prominencia de la propiedad.
En 1560, la propiedad fue reconstruida bajo la dirección de Melchior Manlich de Augsburgo. Sin embargo, las dificultades financieras llevaron a su venta a Hieronimus Miesing y posteriormente a Melchior Ilsung, quien completó el edificio. La importancia arquitectónica del sitio se destaca por la participación de Elias Holl, un joven arquitecto que contribuyó a su diseño, tal como se documenta en su autobiografía.
El Colegio Jesuita de San Salvador en Augsburgo adquirió la propiedad en 1603, transformándola en una residencia para el Hofmarksrichter y los hermanos jesuitas. Alrededor de 1703/04, los jesuitas encargaron una renovación en un estilo barroco simple, posiblemente diseñado por Hans Georg Mozart, alineándose con proyectos similares en la cercana Mergenthau.
La disolución de la orden jesuita en 1773 llevó a un cambio de propiedad, resultando finalmente en la venta del castillo en 1809 a Josef Merkl, un maestro panadero. Merkl transformó el edificio en una panadería y taberna, una función que conserva hasta el día de hoy, cariñosamente conocido como el Bäckerwirt.
Una renovación en 1970 trajo cambios al interior, incluyendo la eliminación de la escalera original. Sin embargo, el estuco del segundo piso y los marcos de puertas barrocas permanecen preservados, ofreciendo un vistazo a su pasado histórico. Renovaciones exteriores posteriores han restaurado gran parte de la fachada original del edificio, manteniendo su encanto histórico.
Ubicado en una ladera bajo la iglesia parroquial de San Esteban, Schloss Kissing es una joya arquitectónica en el corazón de Altkissing. La estructura de tres pisos con hastiales del edificio se acentúa con una fuerte cornisa que separa el piso superior de las antiguas dependencias judiciales. Los hastiales se destacan por dos bandas adicionales, mientras que la fachada presenta rusticación pintada en las esquinas y ventanas enmarcadas.
La entrada en el lado sur, con su parte superior curva, data del siglo XVIII, aunque no es el marco de puerta original. El techo a dos aguas, con su distintivo doblez y ventanas de buhardilla, añade carácter a la estructura. Un reloj de sol adorna el hastial sur, bajo el cual un brazo de izado sobresale de la pared, insinuando su pasado lleno de historia.
Dentro, el segundo piso alberga una puerta original del período de construcción. La entrada a la antigua capilla es particularmente notable, flanqueada por columnas talladas y conservando sus accesorios originales. Tres habitaciones cuentan con techos de estuco elaborados por el maestro Matthias Lotter en 1725, con el techo de la capilla presentando un relieve de San Ignacio de Loyola, un guiño al legado jesuita del edificio.
Hoy en día, Schloss Kissing sigue prosperando como un destino gastronómico. El Bäckerwirt ofrece un ambiente cálido y acogedor, donde los visitantes pueden disfrutar de la cocina tradicional bávara en un entorno lleno de historia. La combinación de ambiente histórico y deleite culinario lo convierte en una visita obligada tanto para locales como para turistas.
Schloss Kissing es más que un monumento histórico; es un testimonio vivo de la rica historia de Baviera. Desde sus orígenes como sede judicial hasta su transformación en una querida taberna local, el castillo encarna una mezcla única de pasado y presente. Los visitantes de Schloss Kissing no solo disfrutan de su belleza arquitectónica, sino también de las historias que resuenan a través de sus paredes, haciendo de este lugar un destino inolvidable en el corazón de Baviera.
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