El Guildhall en Kingston upon Hull, un edificio majestuoso lleno de historia y esplendor arquitectónico, se alza con orgullo en Alfred Gelder Street. Este edificio catalogado como de Grado II no solo es la sede del Consejo de la Ciudad de Hull, sino también un lugar para conferencias, recepciones cívicas y cenas formales. Su pasado lleno de historias y su diseño impresionante lo convierten en un destino imperdible para cualquiera que explore el rico patrimonio de esta vibrante ciudad.
Los orígenes del Guildhall se remontan a 1333, cuando se registró la primera casa gremial que albergaba reuniones entre el alcalde y los concejales. Esta estructura inicial, ubicada en el extremo sur de Market Place, fue seguida por una segunda casa gremial de dos pisos construida en la década de 1630. Sin embargo, este edificio fue demolido en 1805 para dar paso a Queen Street. Durante un tiempo, el alcalde operó desde una propiedad doméstica en Lower Street hasta que se erigió un nuevo ayuntamiento, diseñado por Cuthbert Brodrick en estilo renacentista, en Alfred Gelder Street entre 1862 y 1866.
El Guildhall actual, diseñado por Sir Edwin Cooper, fue construido entre 1906 y 1914 para albergar oficinas cívicas y tribunales de justicia. El extremo oriental de este edificio ocupa el sitio del ayuntamiento de Brodrick, mostrando un elemento central flanqueado por dos largas columnatas con pabellones en cada extremo. Estos pabellones están adornados con grandiosas esculturas de Albert Hodge, que representan una figura femenina en un barco tirado por caballos marinos y otra figura en un carro flanqueado por leones.
La arquitectura del Guildhall es un testimonio del diseño de principios del siglo XX. Su fachada principal en Alfred Gelder Street es impresionante, con sus imponentes columnas y esculturas intrincadas. Una característica notable es el reloj, originalmente fabricado por Cooke y Johnson, que fue trasladado desde el ayuntamiento de Brodrick al nuevo edificio. En la cima de la torre del reloj se encuentra una bola de tiempo, un mecanismo utilizado por los navegantes para verificar sus cronómetros marinos. Se cree que esta bola de tiempo es la última instalada en el Reino Unido y la más alta del país.
En 2004, se añadió un carillón de 23 campanas a la torre del reloj, que se alza a una impresionante altura de 41 metros. En 2013, se instaló un sistema de cuerda mecánica para el reloj, asegurando su funcionamiento continuo. El Guildhall sufrió daños durante el Blitz de Hull en mayo de 1941, pero desde entonces ha sido restaurado a su antigua gloria.
Los visitantes ingresan al Guildhall por su entrada principal en Lowgate, donde son recibidos por la Gran Escalera que conduce a la Suite Cívica, la Sala de Recepción y el Salón de Banquetes. Al pie de esta escalera se encuentra una estatua del Rey Eduardo I, quien otorgó a la ciudad su primera carta en 1299. El interior está adornado con obras de arte, incluyendo un tapiz que representa 700 años de historia cívica y una pintura de Terence Cuneo de la Reina Isabel II y el Duque de Edimburgo partiendo del Muelle de la Corporación para una visita de estado a Dinamarca.
En 2016, el consejo lanzó una apelación para obtener fondos del Heritage Lottery Fund y otros donantes para restaurar la bola de tiempo. Para octubre de 2018, el Heritage Lottery Fund había contribuido con £281,100 a los esfuerzos de restauración. Una vez restaurada, la bola de tiempo estará accesible al público, ofreciendo una oportunidad única para ver su mecanismo, una experiencia no disponible en otros sitios de bolas de tiempo como el Observatorio Real en Greenwich y el Monumento de Nelson en Edimburgo.
El Guildhall sigue siendo un bullicioso centro de actividad cívica y un destino fascinante para los turistas. Su rica historia, belleza arquitectónica y significado cultural lo convierten en una parada esencial en cualquier recorrido por Kingston upon Hull. Ya sea que asistas a un evento o simplemente explores el edificio, el Guildhall ofrece un vistazo al pasado de la ciudad y su legado perdurable.
En conclusión, el Guildhall en Kingston upon Hull es más que un edificio histórico; es un símbolo de la resiliencia y evolución de la ciudad a lo largo de los siglos. Sus muros han sido testigos de innumerables eventos que han dado forma a la comunidad, convirtiéndolo en un testimonio viviente de la vibrante historia y patrimonio cultural de Hull. Una visita al Guildhall es un viaje a través del tiempo, ofreciendo perspectivas sobre el pasado de la ciudad y su historia en curso.
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