El Castillo de Kežmarok, conocido localmente como Kežmarský zámok, es una joya histórica fascinante situada en el encantador pueblo de Kežmarok, Eslovaquia. Esta fortaleza encantadora no es solo un vestigio del pasado, sino un símbolo vibrante de la rica historia y patrimonio cultural de la región. Al recorrer sus muros antiguos, te transportarás en el tiempo, descubriendo relatos de nobleza, intriga y esplendor arquitectónico.
La historia del Castillo de Kežmarok se remonta al siglo XV, con su primera mención en 1447 durante tiempos turbulentos cuando la ciudad fue ocupada por las tropas de John Giskra. Sin embargo, el castillo debe gran parte de su grandeza a Emmerich Zápolya, quien lo adquirió en 1462 y comenzó a transformarlo en una fortaleza gótica. Para 1486, el castillo había tomado forma, incorporando los restos de una iglesia y monasterio más antiguos en su diseño.
A lo largo de los siglos, el Castillo de Kežmarok jugó un papel significativo en las luchas de poder de la región. Su ubicación estratégica lo convirtió en un objeto de deseo entre varias familias nobles, incluida la influyente familia Thököly, que lo transformó en una fortaleza renacentista en el siglo XVII. Este período marcó una edad dorada para el castillo, con renovaciones extensas que añadieron detalles ornamentales y una capilla barroca.
Al atravesar las puertas del castillo, te envuelve inmediatamente su pasado lleno de historias. La torre de entrada, un testimonio de sus orígenes góticos, se erige orgullosa, dando la bienvenida a los visitantes para explorar sus secretos. Las murallas del castillo, adornadas con bastiones, ofrecen un vistazo a sus capacidades defensivas y la destreza arquitectónica de sus constructores.
En el interior, el castillo revela su historia multifacética. Desde los restos de las estructuras góticas originales hasta las adiciones de la era renacentista, cada rincón cuenta una historia. El ala norte, que una vez fue un cuartel residencial, y la entrada principal han sido meticulosamente restauradas, mostrando la evolución del castillo a lo largo de los siglos.
La familia Thököly, que residió en el castillo durante cuatro generaciones, dejó una marca indeleble en su historia. Bajo su cuidado, el Castillo de Kežmarok se convirtió en un centro de poder y cultura. Stephan I Thököly, en particular, fue fundamental en su transformación en una obra maestra renacentista, completa con elementos decorativos y una impresionante capilla construida en 1658.
Sin embargo, la era Thököly no estuvo exenta de turbulencias. Las ambiciones de la familia a menudo chocaban con los ciudadanos del pueblo, lo que provocaba frecuentes conflictos. El castillo fue testigo de estas tensiones, sirviendo tanto como fortaleza como símbolo de la influencia de los Thököly en la ciudad libre real de Kežmarok.
Tras la caída de la familia Thököly, el castillo cambió de manos varias veces, convirtiéndose finalmente en propiedad del pueblo en 1720. A lo largo de los años, sirvió para diversos propósitos, desde cuartel militar hasta hospital. A pesar de sufrir daños por incendios en 1741 y 1787, el castillo perduró, su resistencia es un testimonio de su legado duradero.
El siglo XX marcó un nuevo capítulo para el Castillo de Kežmarok. Tras un devastador incendio en 1901, la Oficina de Monumentos de Hungría emprendió un proyecto de restauración, dando nueva vida a las históricas paredes del castillo. Hoy en día, se erige como un monumento bellamente conservado, ofreciendo a los visitantes la oportunidad de explorar su fascinante historia.
Ahora un museo, el Castillo de Kežmarok invita a los visitantes a sumergirse en su rica tapicería histórica. El museo exhibe una diversa colección de artefactos, desde armamento medieval hasta arte renacentista, proporcionando una ventana a las vidas de aquellos que una vez llamaron hogar al castillo.
Uno de los puntos destacados es la exposición dedicada a la familia Thököly, donde se puede aprender sobre su influencia y el papel crucial que desempeñaron en la historia del castillo. La capilla, con su arquitectura barroca temprana, es otro imperdible, ofreciendo un escape sereno dentro de las paredes del castillo.
Los terrenos del castillo son un deleite para explorar, con vistas pintorescas del pueblo circundante y el cercano río Ľubica. Paseando por el patio, se puede imaginar la vida bulliciosa que una vez llenó estos espacios, desde grandes celebraciones hasta actividades cotidianas.
Para aquellos interesados en las leyendas locales, se dice que el castillo está embrujado por el espíritu de Beata Kościelecka, una noble que fue encarcelada dentro de sus muros. Su historia añade un toque de misterio a la ya intrigante historia del castillo.
El Castillo de Kežmarok es más que un sitio histórico; es un viaje a través del tiempo, ofreciendo un vistazo a las vidas, luchas y triunfos de aquellos que moldearon su legado. Ya sea que seas un entusiasta de la historia o simplemente busques una experiencia cultural única, una visita al Castillo de Kežmarok promete ser tanto esclarecedora como inolvidable.
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