En el corazón de Ivry-sur-Seine, una encantadora comuna a las afueras de París, se encuentra el Moulin de la Tour, un fascinante vestigio del rico tapiz histórico de Francia. Este molino de viento, con su robusta estructura de piedra y sus icónicas aspas, ofrece una mirada cautivadora al pasado, fusionando historia, arquitectura y cultura de manera impecable. Para aquellos que desean explorar una pieza única del patrimonio francés, el Moulin de la Tour es un destino imprescindible.
Los orígenes precisos del Moulin de la Tour permanecen envueltos en misterio, con algunos especulando que data del período medieval. Dentro del molino, piedras inscritas con las fechas 1415 y 1680 sugieren su presencia duradera. El primer propietario documentado, Claude Bosc, consejero del Rey de Francia, adquirió el molino en 1680. Sin embargo, se cree que la estructura podría ser mucho más antigua, posiblemente originada en la Edad Media.
Para principios del siglo XVIII, el Moulin de la Tour ya era un hito prominente, apareciendo en dos mapas significativos de la época: el mapa de la Caza Real de 1730 y el mapa del Abbé de la Grive en 1740. El molino era una parte integral de la Seigneurie d’Ivry y Saint-Frambourg, sirviendo como un recurso vital para la comunidad local. En 1703, pertenecía a Henri-Camille, Marqués de Beringhen, y más tarde, en 1765, fue vendido a Charles Mortier, un molinero de oficio.
A medida que avanzaba el siglo XIX, los avances en la tecnología industrial llevaron al declive gradual de los molinos de viento tradicionales. El Moulin de la Tour cesó sus operaciones de molienda alrededor de 1830, marcando el comienzo de un período de abandono y deterioro. Ya no utilizado para moler grano, el edificio encontró nuevos usos, aunque menos glamorosos. Alojó a fabricantes de cestas y más tarde sirvió como almacén de heno, contribuyendo aún más a su estado de deterioro.
Para la década de 1960, el molino había caído en un estado de ruina, con sus aspas perdidas en el tiempo y su futuro incierto. Incluso se utilizó como depósito de hidrocarburos, muy lejos de su propósito original. La amenaza de demolición se cernía sobre él a medida que los proyectos de desarrollo urbano comenzaban a invadir su ubicación.
En 1975, el destino del Moulin de la Tour dio un giro dramático. Ante la perspectiva de perder esta joya histórica por un proyecto de construcción, el municipio local y una asociación dedicada se unieron para salvarlo. Los esfuerzos de restauración comenzaron en serio en 1976, comenzando con la monumental tarea de reubicar el molino 35 metros utilizando gatos hidráulicos. Esta colosal empresa fue necesaria para preservar la estructura y asegurar su supervivencia.
El proyecto de restauración fue una labor de amor que se extendió por más de una década. En 1981, el molino recibió un nuevo techo y aspas, devolviendo la vida a su estructura desgastada. Los toques finales se completaron en 1991, con la instalación del mecanismo de molienda y un sistema para orientar el techo según el viento. El Moulin de la Tour renació, un testimonio de la dedicación y pasión de aquellos que buscaron preservarlo.
Hoy en día, el Moulin de la Tour se erige orgulloso como el único molino de viento restante en el departamento de Val-de-Marne. Ha sido catalogado como monumento histórico desde 1979, un reconocimiento a su significancia cultural e histórica. El molino abre sus puertas a los visitantes el tercer sábado de cada mes de 3 a 6 PM, ofreciendo una rara oportunidad de retroceder en el tiempo y experimentar una pieza de historia viva.
Al acercarte al molino, te sorprenderá su robusta construcción de piedra y el elegante barrido de sus aspas. El interior, cuidadosamente restaurado, proporciona una visión fascinante del proceso de molienda y la vida diaria de aquellos que una vez trabajaron dentro de sus muros. El sentido de la historia es palpable, con cada piedra y viga susurrando relatos de siglos pasados.
Una visita al Moulin de la Tour no se trata solo del molino en sí; también es una invitación a explorar la encantadora comuna de Ivry-sur-Seine. Esta vibrante área, con su mezcla de modernidad y tradición, ofrece mucho que ver y hacer. Pasea por las pintorescas calles, disfruta de los cafés y restaurantes locales, y empápate de la atmósfera de este encantador suburbio parisino.
En conclusión, el Moulin de la Tour en Ivry-sur-Seine es más que un monumento histórico; es un símbolo de resistencia y preservación. Su viaje desde tiempos medievales hasta el presente es una historia de transformación y renovación. Para los entusiastas de la historia, aficionados a la arquitectura y viajeros curiosos, este molino de viento es un destino cautivador que promete encantar e inspirar. Así que da un paso atrás en el tiempo y descubre la magia del Moulin de la Tour, un verdadero tesoro del patrimonio francés.
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