Ubicada en el tranquilo entorno de un antiguo cementerio en Hohenems, Austria, la Capilla de San Sebastián y San Antonio, conocida localmente como Kapelle hl. Sebastian und hl. Antonius, se erige como un símbolo de fe y perseverancia. Esta encantadora capilla, con su arquitectura sencilla pero elegante, ofrece a los visitantes una visión del rico tapiz cultural de la región.
Los orígenes de la Capilla de San Sebastián y San Antonio se remontan a principios del siglo XVII, un periodo marcado por la devastadora peste que azotó Hohenems. La capilla original, construida en 1607, sirvió como un lugar de consuelo y recuerdo para las víctimas de esta epidemia. Sin embargo, para 1643, la necesidad de una estructura más sólida llevó a la construcción del edificio actual, que fue consagrado en 1645 por Franz Johann Vogt von Altensumerau y Prasberg.
A lo largo de los siglos, la capilla ha pasado por varias renovaciones, siendo las más importantes en 1868 y nuevamente entre 1992 y 1994. Estos esfuerzos han preservado la integridad histórica de la capilla, asegurando su uso continuo como lugar de culto y reflexión.
Al acercarse a la Capilla de San Sebastián y San Antonio, se es recibido por su fachada encalada sin adornos, un sello distintivo de su belleza discreta. La arquitectura de la capilla se caracteriza por un techo a dos aguas empinado y pequeñas ventanas rectangulares que permiten que la luz suave penetre en el espacio sagrado.
La entrada principal, hecha de piedra arenisca, está adornada con una estatua de San Sebastián, un recordatorio conmovedor de los orígenes de la capilla. En el interior, los visitantes pueden admirar un hermoso techo artesonado de madera, probablemente del siglo XVII, que añade un toque de calidez y elegancia al interior.
El langhaus, o nave, de la capilla alberga dos criptas selladas. La cripta trasera contiene los restos de los benefactores de la iglesia, Jakob Hannibal Berna von Steinach y su esposa Helena, junto con sus descendientes. La cripta delantera, reservada para los sacerdotes, se encuentra entre los altares laterales.
El presbiterio, ligeramente más estrecho que el langhaus, se distingue por un amplio arco. Esta área está dominada por un altar mayor de 1723, que presenta una pintura de San Sebastián con una vista histórica de Hohenems al fondo. La obra de Joseph Walser está flanqueada por seis grandes columnas, añadiendo majestuosidad al altar.
Los altares laterales de la capilla, también datados de 1723, están dedicados a San Antonio de Padua y a Santa María. El altar izquierdo muestra a San Antonio, mientras que el derecho presenta una escena de María siendo presentada en el templo por sus padres, Joaquín y Ana. Estos altares están complementados por grandes pinturas al óleo, incluyendo una representación de la Virgen María con los fundadores de la iglesia arrodillados a sus pies.
La torre de la capilla, situada en la esquina sureste, se eleva a una altura de 18 metros y está coronada con un casco en forma de pirámide. Aunque no es accesible al público, la torre alberga tres campanas, cada una con su propia historia única. Las campanas actuales, fundidas en 1954, reemplazan a las requisadas durante la Segunda Guerra Mundial y continúan llamando a los fieles a la oración.
Alrededor de la capilla se encuentra el histórico cementerio, originalmente establecido como cementerio de peste en 1607. El diseño asimétrico rectangular del cementerio, con arcadas en tres lados, ofrece un entorno pacífico para la reflexión y el recuerdo. Hoy en día, contiene alrededor de 800 tumbas, muchas de las cuales son parcelas familiares antiguas, lo que añade importancia histórica al lugar.
En conclusión, la Capilla de San Sebastián y San Antonio es más que un lugar de culto; es un símbolo del espíritu perdurable de la comunidad de Hohenems. Sus muros resuenan con historias de resistencia y fe, convirtiéndola en una parada esencial para quienes exploran el paisaje cultural e histórico de este pintoresco pueblo austriaco.
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