En el corazón del histórico Altstadt de Gelsenkirchen se encuentra el Wohnhaus Josef Franke, un testimonio de la arquitectura del siglo XX y del genio creativo de su arquitecto homónimo, Josef Franke. Construido entre 1909 y 1910, este notable edificio no solo fue el hogar de la familia Franke, sino que también albergó su oficina de arquitectura. Hoy en día, sigue siendo una posesión familiar apreciada, orgullosamente catalogada como monumento protegido.
Josef Franke, habiendo establecido su práctica arquitectónica en Gelsenkirchen en 1904, rápidamente se hizo un nombre con diseños innovadores. El Wohnhaus Josef Franke fue uno de sus primeros proyectos, creado junto a una estructura similar para el comerciante Franz Jansen. Estos edificios, ubicados en Robert-Koch-Straße 18/20, formaron un dúo arquitectónico armonioso, con la residencia de Franke mostrando su talento para el diseño y la funcionalidad.
La casa sufrió daños significativos durante la Segunda Guerra Mundial cuando una bomba impactó el edificio vecino. El techo compartido permitió que el fuego se propagara, causando una destrucción extensa. A pesar de esto, la familia Franke continuó residiendo allí, y el edificio fue restaurado, aunque el piso superior original fue reemplazado por un nuevo nivel de ático.
En 1982, la casa fue reconocida oficialmente como monumento histórico, convirtiéndose en el segundo edificio en Gelsenkirchen en recibir tal estatus. Este reconocimiento no solo preservó su integridad arquitectónica, sino que también honró el legado perdurable de Franke en la región.
El Wohnhaus Josef Franke es un ejemplo impresionante de la arquitectura modernista temprana, construido principalmente de ladrillo. Su estructura de dos pisos y tres tramos está coronada con un techo a dos aguas que presenta ventanas abuhardilladas, una adición de posguerra después de que se perdió el piso superior original. La fachada es un deleite visual, con un sofisticado juego de superficies de yeso y ladrillo que crean una estética dinámica.
Un elemento destacado es la logia de entrada elaboradamente diseñada, accesible a través de una escalera elegantemente curvada que conduce a una puerta arqueada. Esta entrada está protegida por un muro que da a la calle con la inscripción “Stehe fest mein Haus im Weltgebraus,” que se traduce como “Mantente firme, mi casa, en el tumulto del mundo.” Este toque poético añade una capa de encanto e introspección al carácter del edificio.
El lado derecho de la fachada está adornado con una ventana salediza poligonal, que sobresale ligeramente del edificio y añade profundidad a su apariencia. Todo el exterior está embellecido con relieves de piedra, incluyendo putti juguetones, que realzan su atractivo artístico.
En el interior, el largo pasillo conserva su suelo original de piedra oscura de 1909, ofreciendo un vistazo al pasado histórico del edificio. A pesar de la destrucción durante la guerra, se han hecho esfuerzos para preservar y restaurar los elementos históricos del edificio.
Tras el fallecimiento de la hija de Josef Franke, Margarete, en 2011, la casa fue heredada por su nieto, Thomas Franke, quien también es arquitecto. En colaboración con el arquitecto Michael Naß, el edificio fue sometido a extensas renovaciones, completadas en 2014. Estas renovaciones se llevaron a cabo meticulosamente para respetar el diseño original mientras se adaptaba el espacio para uso moderno. El jardín también fue revitalizado, reflejando la visión original de paisajismo de Franke.
Hoy en día, el Wohnhaus Josef Franke continúa siendo una parte vibrante del paisaje arquitectónico de Gelsenkirchen. Alberga un bufete de abogados y una oficina de consultoría, junto con un loft en alquiler, fusionando sus raíces históricas con la funcionalidad contemporánea.
Este edificio se erige como un símbolo de resiliencia y adaptación, reflejando el propio viaje de la ciudad a través de la historia. Invita tanto a visitantes como a locales a admirar su belleza arquitectónica y reflexionar sobre el legado de Josef Franke, una figura clave en el patrimonio arquitectónico de la región del Ruhr.
En conclusión, el Wohnhaus Josef Franke es más que un edificio histórico; es un faro de innovación arquitectónica y memoria cultural. Sus muros cuentan historias de creatividad, supervivencia y renovación, convirtiéndolo en una visita obligada para cualquiera que explore el rico tapiz del pasado y presente de Gelsenkirchen.
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