En el corazón de Crotone, Italia, se erige la majestuosa Catedral de Santa María de la Asunción, conocida localmente como Cattedrale di Santa Maria Assunta. Este grandioso edificio no solo es el principal lugar de culto católico de la ciudad, sino también un faro de esplendor histórico y arquitectónico, atrayendo a los visitantes a su sereno abrazo.
Los orígenes de la Catedral de Santa María de la Asunción se remontan al siglo IX, cuando comenzó a formarse su estructura inicial. A lo largo de los siglos, ha sido un testigo silencioso del flujo y reflujo de la historia. La estructura actual debe mucho al siglo XVI, cuando el obispo Antonio Lucifero emprendió una significativa reconstrucción. Utilizando materiales del antiguo Templo de Hera Lacinia, la catedral renació, fusionando historia con una nueva visión arquitectónica.
A lo largo de los años, la catedral ha pasado por numerosas restauraciones, cada una añadiendo capas de historia y belleza a su ya rico tapiz. En noviembre de 1983, el Papa Juan Pablo II elevó la catedral a la dignidad de basílica menor, un testimonio de su importancia espiritual y cultural.
La fachada de la Catedral de Santa María de la Asunción es un impresionante ejemplo de arquitectura neoclásica. Flanqueada por un imponente campanario, la fachada presenta tres grandes portales que invitan a los visitantes a su espacio sagrado. Al entrar, se encuentran con la vista de tres naves sostenidas por robustos pilares, creando una sensación de grandeza y reverencia.
Entre los muchos tesoros que alberga la catedral, destaca la pila bautismal de piedra del siglo XIII con su base zoomorfa. Esta antigua pila ha presenciado innumerables bautizos, cada uno un nuevo capítulo en la vida de los fieles. El coro de madera del siglo XVII y los bustos de madera de San Jenaro y San Dionisio, también del siglo XVII, son ejemplos exquisitos de arte religioso que enriquecen el patrimonio de la catedral.
Uno de los artefactos más venerados es el crucifijo de terracota y el púlpito de mármol, diseñado por el arquitecto Pietro Paolo Farinelli en 1898. Estas piezas no son solo obras de arte, sino también símbolos de fe que han inspirado a generaciones de fieles.
En la nave derecha, una puerta se abre a la capilla del siglo XIX dedicada a la Madonna di Capocolonna. Según la tradición, el icono bizantino de la Madonna que se encuentra en esta capilla es obra del propio San Lucas. La capilla es un festín visual, adornada con estucos dorados, bronces y pinturas preciosas de artistas como Boschetto (1841-1918) y de Falco (1798-1882). El techo, con su representación de ángeles musicales, añade al ambiente celestial de este espacio sagrado.
La nave izquierda alberga una pintura del siglo XVII de Niccolò Lapiccola, que representa a Jesús regresando del templo. Esta pieza, junto con otros valiosos artefactos, forma parte del impresionante tesoro de la catedral. Entre los tesoros se encuentran vestimentas litúrgicas y platería, incluyendo un cáliz de plata dorada con esmaltes de 1626, un regalo de Felipe IV al Arzobispo de Crotone. Otros artículos notables incluyen un cáliz y un báculo del siglo XVII de artistas napolitanos desconocidos y una cruz procesional del siglo XVIII.
Un lienzo del siglo XVIII recientemente restaurado, atribuido a Corrado Giaquinto, retrata la decapitación de San Dionisio, añadiendo un toque de historia dramática a la colección de la catedral.
En años recientes, una estatua de bronce de Padre Pío ha sido colocada en la entrada, dando la bienvenida a visitantes y fieles por igual. La plaza adyacente fue completamente restaurada entre 2003 y 2004, mejorando los alrededores de la catedral y convirtiéndola en un punto focal para las reuniones comunitarias.
El 2 de mayo de 2016, la catedral acogió una solemne concelebración eucarística para la presentación de la Cofradía de la Madonna di Capocolonna y la bendición de sus insignias. La ceremonia, presidida por el Arzobispo Monseñor Domenico Graziani, subrayó la profunda fe y las tradiciones de la comunidad local. El lema de la cofradía, Mater Domini, praesidium e cor huius vrbis (Madre del Señor, protección y corazón de esta ciudad), captura bellamente la esencia del papel de la catedral en la vida de los habitantes de Crotone.
Desde 1975, la Catedral de Santa María de la Asunción ha sido el hogar de las comunidades del Camino Neocatecumenal, un itinerario de formación católica fundado por Kiko Argüello en 1964. Esta vibrante comunidad añade a la dinámica vida espiritual de la catedral, asegurando que siga siendo un centro vivo y palpitante de fe y culto.
En conclusión, la Catedral de Santa María de la Asunción no es solo un monumento histórico; es un testimonio vivo de la fe y el patrimonio cultural perdurables de Crotone. Sus muros resuenan con las oraciones de siglos, y su arte y arquitectura continúan inspirando asombro y reverencia. Ya sea que seas un peregrino, un entusiasta de la historia o simplemente un viajero curioso, una visita a esta magnífica catedral es un viaje inolvidable al corazón espiritual y cultural de Crotone.
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