Abadía de Thelema

La Abadía de Thelema, o abbazia di Thélema en el idioma local, es un sitio enigmático y fascinante ubicado en el pintoresco pueblo de Cefalú, en Sicilia. Este lugar, que alguna vez fue el centro de la comunidad mística del ocultista Aleister Crowley, esconde tras su fachada discreta una rica historia esotérica llena de intriga.

Los Orígenes de la Abadía

La Abadía de Thelema fue establecida por Aleister Crowley en 1920. Crowley, una figura destacada y controvertida en el mundo del ocultismo, eligió este lugar después de consultar el I Ching, con el objetivo de crear un santuario para que sus seguidores pudieran practicar las doctrinas de Thelema. El nombre Thelema proviene de la obra satírica Gargantúa y Pantagruel de François Rabelais, simbolizando un lugar donde la voluntad es primordial.

Originalmente conocida como Villa Santa Barbara, la villa fue alquilada al Barón Carlo La Calce. Crowley la imaginó como un Collegium ad Spiritum Sanctum, un centro para el estudio y la práctica mágica. Aquí, rodeado de un pequeño círculo de seguidores internacionales, Crowley vivió una vida dedicada a la exploración de la conciencia mágica y las artes.

La Vida en la Abadía

Dentro de los muros de la Abadía de Thelema, Crowley y sus discípulos realizaban rituales y prácticas para expandir su conciencia mágica. La comunidad era conocida por su estilo de vida no convencional, abrazando el amor libre y experimentando con diversas sustancias para alterar la conciencia. Este período marcó el apogeo del trabajo de Crowley con la magia sexual del Ordo Templi Orientis (O.T.O).

La vida en la Abadía no estuvo exenta de controversias. La muerte de Raoul Loveday, un estudiante de Oxford que sucumbió a la disentería, atrajo atención no deseada y finalmente condujo a la expulsión de Crowley de Italia. La esposa de Loveday, Betty May, regresó a Inglaterra profundamente perturbada por las prácticas que presenció.

El Declive y Redescubrimiento

Tras la partida de Crowley, la Abadía cayó en el abandono y la oscuridad. No fue hasta la década de 1950 que el interés se reavivó gracias al cineasta Kenneth Anger, quien visitó el sitio junto al sexólogo Alfred Kinsey y el fotógrafo Fosco Maraini. Documentaron lo que quedaba de los murales de Crowley, que habían sido ocultados por las autoridades locales.

La fascinación por la Abadía ha continuado cautivando a escritores e investigadores. Autores sicilianos como Giuseppe Quatriglio y Leonardo Sciascia han explorado su misterioso pasado en sus obras, cimentando aún más su lugar en la historia local y del ocultismo.

Estado Actual y Perspectivas Futuras

En las últimas décadas, ha habido esfuerzos para preservar la Abadía de Thelema. En 1990, el edificio fue reconocido oficialmente por su importancia cultural. Se han celebrado diversas conferencias y debates para explorar su potencial como museo dedicado al legado de Crowley.

A pesar de estos esfuerzos, la Abadía permanece en gran medida en un estado de abandono. Los planes para restaurarla y transformarla en un sitio cultural han enfrentado numerosos desafíos, incluidas limitaciones financieras y obstáculos legales. No obstante, la atracción de la Abadía sigue atrayendo a visitantes intrigados por su pasado legendario.

Visitando la Abadía de Thelema

Para aquellos que viajan a Cefalú, la Abadía de Thelema ofrece una visión única del mundo de Aleister Crowley y sus seguidores. Aunque el edificio en sí está en un estado de deterioro, el paisaje circundante conserva su belleza serena, ofreciendo un marcado contraste con la turbulenta historia dentro de sus muros.

Aunque el acceso al interior puede estar restringido, el sitio sigue siendo un punto de peregrinación para aquellos interesados en el ocultismo y la vida de Crowley. La Abadía se erige como un testimonio de una era pasada de exploración mística y sigue siendo un símbolo evocador del legado perdurable de Thelema.

En conclusión, la Abadía de Thelema es más que una simple curiosidad histórica; es un portal al mundo esotérico de Aleister Crowley. Sus muros susurran historias de magia, controversia y la búsqueda incesante de la voluntad, convirtiéndola en una parada intrigante para cualquier visitante de Sicilia.