En el encantador pueblo de Burghausen, ubicado en el corazón de Baviera, se alza la majestuosa iglesia de Sankt Jakob, conocida localmente como St. Jakob. Esta iglesia parroquial católica romana no solo es la más grande de Burghausen, sino que también es un emblema de historia y esplendor arquitectónico que atrae a visitantes de todas partes. Al acercarte, lo primero que llama tu atención es la imponente torre gris de 79 metros de altura, coronada con una distintiva cúpula doble en forma de cebolla, un rasgo característico de la arquitectura barroca.
La historia de Sankt Jakob es tan rica y compleja como la del propio pueblo. Originalmente, el lugar albergó una iglesia bautismal dedicada a San Juan Bautista durante la Alta Edad Media. La primera versión románica de la iglesia fue consagrada en 1140, sirviendo como iglesia filial de Mehring. Sin embargo, el incendio de 1353 devastó gran parte de la estructura, desencadenando una serie de reconstrucciones que han dado forma a la iglesia que conocemos hoy.
Es notable que la primera piedra de la torre actual se colocó el 17 de julio de 1470. A lo largo de los años, la iglesia y su torre han enfrentado numerosas adversidades, incluyendo otro devastador incendio en 1504. Sin embargo, para 1511, la iglesia fue consagrada nuevamente, resistiendo las pruebas del tiempo. El período barroco trajo más adornos, con la adición de la parte superior octogonal de la torre entre 1721 y 1726, y la icónica cúpula de cebolla completada entre 1778 y 1781.
Sankt Jakob es una obra maestra de evolución arquitectónica. La iglesia está construida con bloques de piedra toba sin enlucir, formando una basílica de tres naves sin crucero. El coro, con sus tres tramos y ábside poligonal, se alinea perfectamente con la nave de seis tramos. Notablemente, la sacristía se extiende hacia el sur, mientras que la Capilla Mariahilf se encuentra al norte del coro. La eliminación de las capillas laterales entre 1853 y 1855 ha dejado visibles los contrafuertes, añadiendo al atractivo gótico de la iglesia.
La torre en sí es una maravilla, con su base cuadrada que se transforma en una sección superior octogonal, rematada con la doble cúpula de cebolla. Detalles intrincados, como los frisos de arcos apuntados y las arcadas ciegas en forma de ojiva, adornan los niveles superiores, ofreciendo un vistazo a la artesanía del pasado.
Al entrar, el interior de Sankt Jakob revela una mezcla de tesoros históricos y artísticos. El altar mayor neogótico presenta un tabernáculo con una estatua del santo patrón de la iglesia, rodeado por los doce apóstoles. Arriba, las figuras de Moisés y Abraham flanquean una representación central de la Santísima Trinidad.
Los altares laterales son igualmente cautivadores. El altar derecho alberga una estatua de San Sebastián de Johann Georg Lindt, mientras que el altar izquierdo muestra una Madonna creada por Hans Frank en 1960. Las vidrieras, reemplazadas en 1948 tras la destrucción de la guerra, narran la vida de San Jakob y la Revelación Secreta de su hermano Juan.
Sankt Jakob cuenta con un conjunto históricamente significativo de cinco campanas de bronce, milagrosamente preservadas a través del tiempo. Sus armoniosos tañidos resuenan con el pasado histórico de la iglesia y su presencia perdurable en la comunidad.
El órgano de la iglesia, elaborado por Rieger Orgelbau en 1986, es una delicia auditiva, con 50 registros distribuidos en tres manuales y un pedal. Este instrumento reemplazó a un órgano de posguerra anterior afectado por materiales de baja calidad y carcoma. El diseño intrincado y las capacidades sonoras del órgano actual lo convierten en un punto focal tanto para los servicios litúrgicos como para los conciertos.
Los terrenos de Sankt Jakob están impregnados de historia. El cementerio de la iglesia, que una vez fue un bullicioso mercado, se convirtió en un cementerio en 1335, sirviendo como lugar de descanso final hasta 1804. Una columna mariana, erigida en 1855, se alza como un testimonio de la fe y devoción perdurables de la comunidad.
Junto a la iglesia, el Pfarrhof y los edificios asociados, incluidas las casas del director del coro y del capellán, ofrecen un vistazo a la vida eclesiástica que ha prosperado aquí durante siglos.
Sankt Jakob es más que una iglesia; es un testimonio vivo de la resiliencia y creatividad de la gente de Burghausen. Sus muros han sido testigos del flujo y reflujo de la historia, desde los incendios medievales hasta las renovaciones modernas. La iglesia no solo sirve como un lugar de culto, sino también como un hito cultural e histórico en Baviera.
Ya sea que seas un entusiasta de la historia, un aficionado a la arquitectura o simplemente un viajero curioso, una visita a Sankt Jakob promete una experiencia enriquecedora. Aquí, el pasado y el presente convergen, ofreciendo una visión única del patrimonio espiritual y cultural de Burghausen.
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