La Basílica de San Esteban, o Szent István-bazilika en húngaro, se erige como un imponente edificio en el corazón de Budapest, Hungría. Este majestuoso edificio, dedicado al primer rey de Hungría, San Esteban, no solo es un importante sitio religioso, sino también una maravilla arquitectónica que atrae a visitantes de todo el mundo. Con su imponente cúpula y su diseño intrincado, la Basílica de San Esteban es un emblema del horizonte de la ciudad y de su rica herencia cultural.
El lugar donde se encuentra ahora la Basílica de San Esteban tiene una historia fascinante. En el siglo XVIII, albergaba el Teatro Hecc, un lugar para peleas de animales. Sin embargo, la necesidad de un lugar de culto más sustancial en el creciente distrito de Lipótváros llevó a la construcción de una pequeña iglesia temporal por un acaudalado local, János Zitterbarth. La devastadora inundación de 1838, que llevó a muchos residentes a buscar refugio en el terreno elevado donde ahora se encuentra la basílica, subrayó aún más la necesidad de una iglesia más grandiosa.
La construcción real de la Basílica de San Esteban comenzó en 1851, basada en los diseños del arquitecto József Hild. Sin embargo, el proyecto enfrentó numerosos desafíos, incluyendo el colapso de la cúpula parcialmente construida en 1868 debido a materiales y métodos de construcción deficientes. La tarea de rediseñar y completar la basílica recayó en Miklós Ybl, quien optó por un estilo neorrenacentista. Tras la muerte de Ybl en 1891, los toques finales fueron supervisados por József Kauser, y la basílica fue consagrada en 1905.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la basílica sufrió daños significativos, y los esfuerzos de restauración continuaron hasta bien entrado el siglo XX. Un importante proyecto de renovación se completó en 2003, restaurando la basílica a su antigua gloria y asegurando su integridad estructural para las generaciones futuras.
Los visitantes de la Basílica de San Esteban quedan inmediatamente impresionados por su imponente fachada, flanqueada por dos majestuosas torres de campanario. El frente occidental presenta columnas corintias que sostienen un gran tímpano adornado con una escultura de Leó Fessler, que representa a los santos húngaros rindiendo homenaje a la Madonna y el Niño. Debajo del tímpano, una inscripción del Nuevo Testamento dice, EGO SUM VIA, VERITAS ET VITA (Yo soy el camino, la verdad y la vida).
Al entrar, el interior de la basílica es un festín para los ojos. El diseño se basa en una cruz griega, con una cúpula central que se eleva magníficamente sobre la intersección de la nave y los transeptos. El interior de la cúpula, pintado por Károly Lotz, presenta un impresionante fresco de Dios Padre rodeado de profetas y evangelistas. El techo del santuario está adornado con mosaicos de Gyula Benczúr, que ilustran las alegorías de la Santa Misa y momentos significativos de la vida de San Esteban.
El altar principal de la basílica, diseñado por Alajos Stróbl, es una obra maestra en sí mismo, con una estatua de San Esteban. El púlpito intrincado, elaborado por József Kauser, y las exquisitas vidrieras de Miksa Róth realzan aún más el esplendor artístico de la basílica. No te pierdas la Capilla de la Santa Diestra, que alberga la mano momificada de San Esteban, una reliquia venerada por los húngaros.
Uno de los puntos culminantes de la visita a la Basílica de San Esteban es la oportunidad de subir a la cima de la cúpula. Un ascensor y una serie de escalones te llevan a una plataforma de observación, ofreciendo impresionantes vistas panorámicas de Budapest. Desde este punto, puedes ver el río Danubio, las colinas de Buda y el extenso paisaje urbano, haciendo que la subida valga la pena.
La Basílica de San Esteban también cuenta con un tesoro, que fue ampliado y renovado en 2012. La colección incluye una variedad de artefactos eclesiásticos, como vestimentas ornamentadas, cálices y relicarios. Entre los artículos más notables se encuentra una réplica de la Santa Diestra, elaborada en el siglo XVIII y donada por la emperatriz María Teresa. El tesoro ofrece una fascinante visión de la historia religiosa y cultural de Hungría.
Las torres de campanario de la basílica albergan seis campanas, siendo la más grande la Campana de San Esteban, que pesa unos impresionantes 9,250 kilogramos. Esta campana, fundida en 1990, es la más grande de Hungría y se toca en ocasiones especiales, como el Día de San Esteban el 20 de agosto y la víspera de Año Nuevo. Las otras campanas, cada una con sus propios tonos únicos, contribuyen a la rica tapicería auditiva de la basílica.
La Basílica de San Esteban es más que un lugar de culto; es un símbolo de la fe duradera y la herencia cultural de Hungría. Ya sea que te atraiga su belleza arquitectónica, su importancia histórica o su atmósfera espiritual, una visita a esta magnífica basílica es imprescindible cuando explores Budapest. Al estar bajo su imponente cúpula y contemplar sus intrincadas obras de arte, no puedes evitar sentir un profundo sentido de asombro y reverencia por este notable testimonio de la creatividad y devoción humanas.
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