La Consulaire, un artefact histórico notable, se erige majestuoso en el puerto de Brest, Francia. Este imponente cañón, también conocido como Baba Merzoug (que significa Padre Afortunado en árabe), tiene una historia fascinante que se remonta al siglo XVI. Originalmente sirviendo como una poderosa arma defensiva en el puerto de Argel, La Consulaire fue llevada a Francia como trofeo de guerra en 1830. Hoy en día, sigue siendo un símbolo de la rica y tumultuosa historia compartida entre Francia y Argelia.
Los orígenes de La Consulaire están envueltos en cierto misterio, con varias versiones sobre su creación. Una versión sugiere que el cañón fue parte del botín de guerra de Carlos V durante la Batalla de Pavía en 1525. Carlos V, quien más tarde bombardeó Argel en 1541, tuvo que abandonar su artillería debido a una feroz tormenta, dejando atrás este formidable cañón. Otra teoría sostiene que el cañón fue fundido en Argel en 1542 por un maestro artesano veneciano bajo las órdenes de Hassan Agha, el gobernador de Argel, para celebrar la finalización de las fortificaciones del muelle. Sin embargo, investigaciones recientes indican que el cañón probablemente se originó en la Fundición Imperial de Estambul y fue uno de una serie de ocho grandes cañones encargados por el sultán Selim I para sus campañas militares.
En Argel, La Consulaire desempeñó un papel significativo en la defensa del puerto y la ciudad contra varios ataques. Ganó su nombre La Consulaire después de ser utilizada para ejecutar al cónsul francés Jean Le Vacher en 1683, tras un ataque del almirante Duquesne. El cañón también fue destinado a ejecutar a otro cónsul francés, André Piolle, en 1688, pero fue golpeado hasta la muerte antes. La temible reputación del cañón se consolidó aún más cuando fue utilizado para ejecutar a 42 prisioneros cristianos por orden del Dey de Argel en represalia por un ataque del mariscal Jean d'Estrées en el mismo año.
El viaje de La Consulaire a Brest comenzó en 1830 cuando el ejército francés, liderado por el general de Bourmont y el almirante Duperré, capturó Argel. El cañón fue transportado a Brest por el almirante Duperré, quien previamente había servido como almirante de Brest durante tres años. Una vez en Brest, La Consulaire fue transformada en una columna que descansa sobre un pedestal de granito. En 1837, se añadió un gallo de bronce, el nuevo emblema de Francia, en la parte superior de la columna, simbolizando el dominio y la resiliencia de Francia. El gallo se encuentra con las alas extendidas y una pata sobre una bala de cañón, una referencia a las balas de cañón producidas en el Arsenal para la expedición a Argel.
Hoy en día, La Consulaire se erige como un testimonio de la historia compartida entre Francia y Argelia. El cañón, que mide 6.58 metros de largo y pesa 12 toneladas, tiene un calibre de 10 pulgadas y un alcance de casi 5 kilómetros. La base de la columna presenta una inscripción que conmemora su captura e instalación en Brest, destacando los eventos históricos significativos asociados con este imponente artefacto.
En los últimos años, varias asociaciones argelinas han solicitado el regreso de La Consulaire a Argelia. Sin embargo, según la ley francesa, el patrimonio cultural público es inalienable e imprescriptible, lo que significa que el cañón no puede ser devuelto sin un cambio en la legislación. El Informe Stora, publicado en 2021, propuso la creación de una comisión franco-argelina de historiadores para establecer el contexto histórico del cañón y hacer recomendaciones para su futuro, respetando el significado cultural que tiene para ambas naciones.
Para los visitantes de Brest, La Consulaire ofrece una visión única de las complejas y entrelazadas historias de Francia y Argelia. El cañón, con su rica historia y su impresionante estatura, es una visita obligada para los entusiastas de la historia y los turistas ocasionales por igual. Al estar frente a este monumental artefacto, casi se pueden escuchar los ecos de su pasado legendario, desde el bullicioso puerto de Argel hasta su lugar de descanso actual en el puerto de Brest. Ya seas un aficionado a la historia o simplemente tengas curiosidad por el mundo, una visita a La Consulaire seguramente dejará una impresión duradera.
En conclusión, La Consulaire es más que un cañón; es un símbolo de importancia histórica, intercambio cultural y el legado perdurable del pasado. Su presencia en Brest sirve como un recordatorio de la compleja y a menudo tumultuosa relación entre Francia y Argelia, y el diálogo continuo sobre patrimonio, memoria y reconciliación. Una visita a La Consulaire no es solo un viaje a través de la historia, sino una oportunidad para reflexionar sobre los temas más amplios de conflicto, conquista e identidad cultural que continúan moldeando nuestro mundo hoy en día.
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