Ubicada en el corazón de Burriana, la Iglesia de El Salvador, conocida localmente como Iglesia de El Salvador, se erige como un testimonio de siglos de historia, evolución arquitectónica y significancia cultural. Esta imponente basílica, situada en la Plaza Mayor, no es solo un lugar de culto, sino un símbolo monumental del rico patrimonio de la región.
Los orígenes de la Iglesia de El Salvador se remontan a finales del siglo XIII, tras la conquista cristiana de la región. Inicialmente construida en un estilo gótico primitivo, la iglesia era un templo conmemorativo y propagandístico, simbolizando el nuevo poder político establecido por el rey Jaime I de Aragón. La construcción de la iglesia fue iniciada por Domingo Beltall, una figura prominente de la época, y continuada bajo el patrocinio de su hermano, Berenguer de Belltall.
Aunque tradicionalmente se afirma que la iglesia fue consagrada en 1286, investigaciones recientes sugieren que su fase de construcción más significativa ocurrió durante el reinado de Jaime II, entre 1291 y 1327. La historia de la iglesia está marcada por una serie de renovaciones y reconstrucciones, reflejando los estilos arquitectónicos en evolución y los cambios sociopolíticos de la época.
A finales del siglo XVII, la iglesia experimentó una transformación importante, adoptando el estilo barroco. Esta renovación incluyó la demolición de la nave gótica original para dar paso a nuevas capillas, mientras que el ábside y sus cinco capillas fueron preservados, aunque con ornamentación barroca. El siglo XIX vio una expansión adicional de la nave, conectando la iglesia con el campanario previamente separado.
El siglo XX trajo esfuerzos de restauración, particularmente después de la Guerra Civil Española, que había causado daños significativos a la iglesia. El campanario fue reconstruido y se hicieron esfuerzos para restaurar el estilo gótico del ábside. La iglesia fue designada como sitio de patrimonio cultural en 1969 y recibió el título de basílica menor el 17 de mayo de 2013.
La Iglesia de El Salvador es una estructura de una sola nave con capillas ubicadas entre sus contrafuertes y un ábside poligonal con cinco capillas. El ábside, cubierto con una bóveda de nervaduras, muestra los elementos góticos originales de la iglesia, mientras que la nave y las capillas laterales conservan sus revestimientos barrocos. La fachada de la iglesia presenta dos portales notables que fueron reubicados durante la expansión del siglo XIX. El portal principal, que data de 1696, es un diseño de orden toscano con pilastras y una cornisa adornada con el escudo de la ciudad. El portal de la Capilla de la Comunión, de 1762, es una obra maestra barroca de tres niveles con intrincados motivos figurativos.
La iglesia también cuenta con dos campanarios, cada uno con su propia significancia histórica. El campanario Templat, construido en la segunda mitad del siglo XIV, sirvió tanto como torre fortificada como punto de comunicación. El campanario conocido como el Crist ratat, con sus dos cámaras de campanas, recuerda al campanario de la Iglesia de El Salvador en Valencia.
En el interior, las capillas de la iglesia están adornadas con decoraciones barrocas, mientras que el ábside ha sido restaurado a su esplendor gótico. La Capilla de la Comunión, construida en el siglo XVIII, presenta un plan de cruz griega inscrito dentro de un cuadrado y está coronada con una cúpula y linterna.
Más allá de su significancia religiosa, la Iglesia de El Salvador ha jugado un papel crucial en la vida política y civil de Burriana. Sirvió como sede de las Cortes, la asamblea parlamentaria regional, y fue el sitio de importantes transacciones civiles, como la compra de sal por parte del pueblo de Onda en 1292. La iglesia también acogió recepciones reales, incluyendo la visita del rey Pedro IV de Aragón, quien fue recibido con una grandiosa ceremonia de Te Deum.
La importancia de la iglesia se extiende a su papel como fortaleza durante los tiempos turbulentos del siglo XIII. Burriana, siendo una ciudad fronteriza rodeada de asentamientos islámicos, requería estructuras fortificadas para su protección. Las torres gemelas fortificadas de la iglesia y el pasaje protegido con almenas reflejan su doble función como lugar de culto y bastión defensivo.
Los siglos XX y XXI han visto continuos esfuerzos de restauración para preservar la integridad histórica y arquitectónica de la iglesia. La reconstrucción posterior a la Guerra Civil incluyó la reconstrucción del campanario y la restauración de las ventanas góticas del ábside, inspiradas en el Monasterio de Benifassà. Las fases de restauración del siglo XXI se han centrado en el techo del ábside y la adición de una nueva sacristía, asegurando que este monumento histórico continúe siendo un faro del rico patrimonio cultural de Burriana.
Hoy en día, la Iglesia de El Salvador no solo es un lugar de culto, sino también un hito cultural que atrae a visitantes de cerca y de lejos. Su majestuosa arquitectura, su significancia histórica y las historias incrustadas en sus muros la convierten en un destino imperdible para cualquiera que explore la región. Ya seas un entusiasta de la historia, un aficionado a la arquitectura o un viajero curioso, la Iglesia de El Salvador ofrece un vistazo cautivador al pasado y un espacio sereno para la reflexión en el presente.
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