Santa Maria de Blanes, conocida localmente como la Iglesia de Santa María, es un testimonio de la rica historia y el esplendor arquitectónico de Blanes, un encantador pueblo costero en Cataluña, España. Esta iglesia gótica, construida entre 1350 y 1410, no es solo un lugar de culto, sino también un símbolo de resistencia y patrimonio artístico, habiendo sido testigo de siglos de cambios y restauraciones.
Los orígenes de Santa Maria de Blanes se remontan al año 974, lo que la convierte en un sitio de inmensa importancia histórica. Sin embargo, no fue hasta 1319 que se convirtió en la iglesia parroquial, ya que anteriormente estaba bajo la jurisdicción de la parroquia cercana de Tordera. Los nobles Vescomtes de Cabrera fueron mecenas fundamentales de esta grandiosa estructura, destacando su importancia en el panorama social y religioso de la región. Una anécdota histórica notable involucra a la viuda de Joan Ramon Folc III de Cardona, quien mandó construir un balcón dentro de la iglesia para observar las ceremonias desde la comodidad de su hogar.
La iglesia ha soportado numerosas pruebas, incluyendo la devastación durante la Guerra de la Liga de Augsburgo a finales del siglo XVII. Tropas francesas dirigidas por el General Clark atacaron y prendieron fuego al pueblo, dañando gravemente el interior de la iglesia. A pesar de estos contratiempos, la fachada y el campanario de la iglesia permanecieron en pie, un testimonio del espíritu resistente de Blanes.
La arquitectura gótica de Santa Maria de Blanes es tanto majestuosa como austera, ofreciendo a los visitantes una sensación de grandeza y elevación espiritual. La iglesia cuenta con una espaciosa nave central flanqueada por dos pasillos más pequeños, dando la impresión de un solo y amplio salón. Esta elección de diseño, junto con la ausencia de capillas laterales, enfatiza el papel decorativo de las columnas y dirige la atención del visitante hacia el altar principal.
La fachada está adornada con arcos apuntados y una gran ventana de rosetón, esta última obra del maestro vidriero Lluís Rigall. Este rosetón, que representa la Asunción de María, permite que la luz natural inunde el presbiterio, realzando la belleza etérea del altar y sus alrededores. El altar en sí es una obra maestra de mármol oscuro pulido, adornado con paneles de relieve en bronce que ilustran escenas de la vida de la Virgen María.
Al entrar, uno es recibido por la armoniosa combinación de luz y color dentro del presbiterio, acentuada por frescos pintados por Jaume Busquets i Mollera. Estos murales, centrados en el tema de la Eucaristía, añaden un toque vibrante al interior, de otro modo solemne. El baldaquino dorado, completado en 1946, se erige como un punto focal, sostenido por columnas de alabastro decoradas con el escudo de armas de Blanes.
Entre los muchos tesoros dentro de la iglesia se encuentran varios altares y capillas de significativo valor artístico e histórico. El Altar del Rosario, el Altar de la Sagrada Familia y el Altar de Cristo Resucitado, este último realzado por un fresco de Pentecostés, son solo algunos de los aspectos destacados. La iglesia también alberga el Retablo de Nuestra Señora del Carmen, la Capilla del Santo Sepulcro y la Capilla de la Reconciliación.
Tres esculturas notables dentro de la iglesia incluyen la estatua de la Virgen de Pascua, el Cristo Crucificado y la imagen de Nuestra Señora del Vilar, una reproducción fiel de la venerada estatua en el Santuario de Nuestra Señora del Vilar. Bajo el rosetón, el coro alberga un órgano, reconstruido utilizando tubos rescatados del incendio de 1936.
La historia de Santa Maria de Blanes es una narrativa de destrucción y renacimiento. El catastrófico incendio del 22 de julio de 1936, durante la Guerra Civil Española, dejó la iglesia en ruinas, con solo la fachada y el campanario sobreviviendo. Los ciudadanos decididos de Blanes y el apoyo de figuras influyentes como Ramón Serrano Suñer jugaron roles cruciales en la reconstrucción de la iglesia.
En 1940 se estableció la Junta General de Reconstrucción, y la iglesia fue reconstruida bajo la guía de los arquitectos Francesc Folguera Grassi y Lluís Bonet i Garí. La nueva iglesia fue consagrada el 23 de diciembre de 1944 por el obispo Josep Cartañá Ingles, marcando un nuevo capítulo en su existencia llena de historia.
Hoy en día, Santa Maria de Blanes es no solo un lugar de culto, sino también un hito cultural e histórico. La restauración de los vitrales del rosetón en 2000-2001 es un testimonio de los esfuerzos continuos por preservar esta joya arquitectónica. Los visitantes están invitados a explorar su rica historia, maravillarse con sus tesoros artísticos y experimentar la serena belleza que la ha convertido en un símbolo querido de Blanes.
Ya sea que seas un entusiasta de la historia, un amante del arte o un buscador espiritual, Santa Maria de Blanes ofrece un cautivador viaje a través del tiempo, la fe y el arte. Sus muros resuenan con las historias del pasado, invitándote a formar parte de su legado perdurable.
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