Ubicado en el corazón de Bad Oeynhausen, en Renania del Norte-Westfalia, Alemania, el Kurpark Bad Oeynhausen es un refugio de tranquilidad que ha sido un pilar de la identidad de la ciudad desde mediados del siglo XIX. Diseñado por el famoso arquitecto paisajista Peter Joseph Lenné, el parque ofrece a los visitantes una mezcla de belleza natural, encanto histórico y serenidad terapéutica.
Los orígenes del Kurpark Bad Oeynhausen se remontan a 1845, cuando el director de minería prusiano Karl von Oeynhausen estableció el baño termal salino. Nombrado oficialmente Baño Real Oeynhausen por el rey Federico Guillermo IV en 1848, el parque fue diseñado entre 1851 y 1853 según el plan maestro de Lenné. Inicialmente concebido en forma de herradura y rodeado por una avenida arbolada conocida como el Korso, el parque ha experimentado numerosas transformaciones a lo largo de los años, reflejando los gustos y necesidades cambiantes de sus visitantes.
Una de las características más destacadas del parque es el Kaiserpalais, un majestuoso edificio construido en 1908 que ahora alberga el GOP Varieté-Theater. El exterior del Kaiserpalais se asemeja a un palacio barroco, mientras que su interior está inspirado en la Ópera de París, convirtiéndolo en un magnífico ejemplo de la arquitectura de principios del siglo XX. Otra estructura significativa es el neoclásico Baño I, construido entre 1854 y 1857 por Carl Ferdinand Busse. Este edificio, junto con el cercano Pabellón de Bebidas erigido en 1860, es un testimonio de la larga asociación del parque con la salud y el bienestar.
El paisaje del parque está salpicado de diversas características naturales y artificiales que cautivan a los visitantes. El Jordansprudel, un géiser perforado en 1926, es uno de los hitos más icónicos del parque, capaz de alcanzar alturas de hasta 50 metros. Esta impresionante característica de agua es un símbolo del patrimonio terapéutico del parque. Además, el parque alberga una variedad de árboles, arbustos y parterres de flores que crean un entorno pintoresco para paseos tranquilos, picnics y relajación.
En el período de posguerra, el Kurpark experimentó cambios significativos. Después de ser utilizado por el Ejército Británico como cuartel general desde 1945, el parque fue rediseñado entre 1954 y 1969 por Hermann Mattern. El parterre de jardín neobarroco fue disuelto, y las líneas de visión geométricas y los caminos fueron eliminados para crear un diseño más orgánico. El Oeyne, un curso de agua añadido en 1954, mejoró aún más el atractivo natural del parque. En la década de 1980, partes del parque fueron restauradas a sus diseños históricos, y en el año 2000, el eje principal del parque fue restablecido como parte de la Exposición Estatal de Jardines.
El Kurpark también es un lugar de recuerdo, con varios monumentos que honran a figuras significativas en su historia. Un busto del rey Federico Guillermo IV se erige en reconocimiento a su papel en el establecimiento del parque, mientras que un busto de Karl von Oeynhausen, el descubridor del manantial curativo, se encuentra frente al Baño I. Además, una piedra conmemorativa para el Barón von Oeynhausen, donada en 1886, fue colocada en el parque en 1965 para marcar el centenario de su muerte.
Más allá de sus atracciones históricas y naturales, el Kurpark Bad Oeynhausen ofrece una variedad de actividades culturales y recreativas. El parque alberga el Kurtheater, construido en 1915 en estilo neorrococó, que presenta una variedad de espectáculos a lo largo del año. El Bali-Therme, un moderno complejo de baños termales, ofrece a los visitantes una lujosa experiencia de spa, combinando prácticas terapéuticas tradicionales con comodidades contemporáneas. El parque también cuenta con un campo de fuentes de agua frente al Kurhaus, añadido en 2009, que deleita a los visitantes con sus lúdicas exhibiciones de agua.
Como parte de la Red Europea de Patrimonio de Jardines, el Kurpark Bad Oeynhausen es reconocido como un sitio cultural e histórico significativo dentro de Europa. Su mezcla de belleza natural, esplendor arquitectónico y patrimonio terapéutico lo convierte en un destino imprescindible para cualquiera que viaje a Bad Oeynhausen. Ya sea que busques relajación, enriquecimiento cultural o un paseo por la historia, el Kurpark ofrece una experiencia única e inolvidable.
En conclusión, el Kurpark Bad Oeynhausen es más que un parque; es un testimonio vivo de la rica historia de la ciudad y su compromiso con la salud y el bienestar. Sus paisajes cuidadosamente curados, edificios históricos y comodidades modernas crean un entorno armonioso que continúa atrayendo a visitantes de cerca y de lejos. Una visita a este encantador parque seguramente te dejará rejuvenecido e inspirado.
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