El Carcere Borbonico, conocido localmente como el Complesso Monumentale ex Carcere Borbonico, es un sitio histórico fascinante ubicado en el corazón de Avellino, Italia. Este complejo monumental, que en su día fue una prisión, ahora se erige como un testimonio de la rica historia y la destreza arquitectónica de la región. Ha sido transformado en un centro cultural, albergando varias secciones del Museo de Irpinia, junto con espacios dedicados a servicios culturales, incluyendo el Centro Regional para el Patrimonio Cultural de Nápoles, la oficina de catálogo del Mibac, un auditorio, una sala de conferencias y salas para exposiciones temporales.
Los orígenes del Carcere Borbonico se remontan a principios del siglo XIX, durante un período de importantes reformas institucionales y renacimiento cultural bajo el gobierno de Giuseppe Bonaparte, Rey de Nápoles. La necesidad de una nueva prisión en Avellino surgió cuando la capital provincial del Principato Ultra se trasladó de Montefusco a Avellino, requiriendo la construcción de nuevos edificios judiciales y administrativos. Las prisiones improvisadas existentes en los establos del Palazzo Caracciolo y los sótanos del Palazzo Testa y el Uberrati se consideraron inadecuadas y contrarias a las políticas de Bonaparte sobre las condiciones de los prisioneros.
Bajo el reinado del Rey Fernando I de Borbón, se asignó un presupuesto de 60,000 ducados para la construcción de la nueva prisión. El diseño inicial del ingeniero Luigi Oberty fue rechazado por ser demasiado punitivo. En su lugar, el proyecto fue entregado al arquitecto Giuliano De Fazio, quien se inspiró en las teorías del filósofo inglés Jeremy Bentham, particularmente en su diseño del Panóptico. Este diseño innovador permitía una vigilancia máxima con un personal mínimo, asegurando que los prisioneros, conscientes de la constante posibilidad de ser observados, regularan su comportamiento en consecuencia.
La construcción del Carcere Borbonico comenzó en 1827, con el primer pabellón completado en 1832. El diseño evolucionó de un plan octogonal inicial a un diseño hexagonal más práctico, que finalmente fue aprobado. El edificio central de la prisión se completó en 1837, y en 1839 se añadió un puente levadizo para cruzar el profundo foso que rodeaba el complejo. La fase final de construcción en la década de 1840 vio la adición de los pabellones restantes, formando un espacio semicircular distintivo conocido como el hemiciclo.
El diseño final del Carcere Borbonico, documentado por Federico Amodeo en 1870, muestra una estructura que no solo garantizaba la seguridad, sino que también promovía la salud y la reforma moral de sus internos. La prisión permaneció operativa hasta 1980, cuando un devastador terremoto obligó a trasladar a los internos a una nueva instalación en Bellizzi, Avellino. La vieja prisión fue posteriormente reutilizada para actividades culturales.
La restauración del Carcere Borbonico lo ha transformado en un vibrante centro cultural. La antigua prisión ahora alberga la galería de arte provincial, con obras de destacados pintores irpinianos del siglo pasado. El foso rellenado ha permitido la expansión de las vías circundantes, mientras que las diversas alas del complejo han sido reutilizadas para albergar un museo, archivo, biblioteca y laboratorio.
Los visitantes del Carcere Borbonico pueden explorar una variedad de exhibiciones y espacios, incluyendo el lapidario, el depósito visitable, la sección del Risorgimento y la sección científica. Estas áreas, anteriormente dedicadas a la detención masculina, son ahora algunas de las partes más meticulosamente decoradas del complejo. El primer piso cuenta con una logia y pasillos, mientras que el segundo piso alberga una capilla con techo abovedado, dedicada a funciones religiosas.
Hoy en día, el Carcere Borbonico se erige como un símbolo del rico patrimonio cultural y la ingeniosidad arquitectónica de Avellino. El complejo ofrece una visión única del pasado, con sus edificios meticulosamente restaurados y exhibiciones cuidadosamente curadas. Los visitantes pueden pasear por las diversas secciones del museo, asistir a eventos culturales en el auditorio o participar en conferencias y exposiciones temporales.
La transformación del Carcere Borbonico de un lugar de encarcelamiento a un centro de cultura y aprendizaje es un testimonio del espíritu perdurable de Avellino y su compromiso con la preservación y celebración de su historia. Ya seas un entusiasta de la historia, un amante del arte o simplemente curioso sobre el pasado de la región, una visita al Carcere Borbonico promete ser una experiencia fascinante y enriquecedora.
En conclusión, el Carcere Borbonico no es solo un monumento histórico; es una parte viva y palpitante del paisaje cultural de Avellino. Sus muros, que una vez confinaron a prisioneros, ahora resuenan con los sonidos del arte, la historia y el aprendizaje. Se erige como un faro de transformación, mostrando el poder de la preservación y la importancia del patrimonio cultural en la formación de nuestra comprensión del pasado y nuestra visión para el futuro.
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