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Basílica de San Francisco

Basílica de San Francisco Arezzo

Basílica de San Francisco

San Francesco en Arezzo, conocido localmente como la Basílica de San Francesco, es una fascinante mezcla de historia, arte y significado religioso. Situada en el corazón de la encantadora ciudad toscana, esta basílica es un tesoro para los amantes del arte y los aficionados a la historia. Su fachada modesta oculta la riqueza de esplendor artístico que se encuentra en su interior, convirtiéndola en un destino imprescindible para cualquiera que explore Arezzo.

La Historia de San Francesco

Los orígenes de San Francesco se remontan a principios del siglo XIII, cuando los frailes franciscanos se establecieron en Arezzo. Inicialmente, se asentaron en el área de Maccagnolo, pero en 1232 se trasladaron a Poggio del Sole. La construcción de la iglesia actual comenzó a principios del siglo XIV, y para 1322 los frailes ya habían trasladado sus obras de arte al nuevo sitio. Las principales fases de construcción de la iglesia se extendieron hasta finales del siglo XIV, y finalmente se completó en 1374.

La historia de la basílica está marcada por períodos de transformación y restauración. En los siglos XVI y XVII, la iglesia sufrió modificaciones significativas, incluyendo la adición de una torre de campanario y decoraciones barrocas. Sin embargo, a mediados del siglo XIX, se hicieron esfuerzos para restaurar la iglesia a su apariencia gótica original, eliminando los elementos barrocos y revelando los frescos medievales debajo.

Características Arquitectónicas

El exterior de San Francesco se caracteriza por su fachada inacabada, construida de piedra y ladrillo. Esta apariencia incompleta añade encanto a la iglesia, insinuando las capas de historia en su interior. El interior, sin embargo, cuenta una historia diferente. La espaciosa nave única está flanqueada por capillas a la izquierda y nichos góticos a la derecha, cada uno adornado con frescos y altares que narran historias de fe y arte.

Una de las características más llamativas es el gran crucifijo de madera realizado por un artista anónimo conocido como el Maestro de San Francesco, un alumno de Cimabue. Este crucifijo, que data de finales del siglo XIII, cuelga prominentemente frente al altar mayor, atrayendo la mirada de los visitantes hacia los magníficos frescos que adornan el ábside.

Los Frescos de Piero della Francesca

El verdadero tesoro de San Francesco es la Capilla Bacci, hogar del renombrado ciclo de frescos La Leyenda de la Vera Cruz de Piero della Francesca. Pintados entre 1453 y 1464, estos frescos son considerados algunos de los mejores ejemplos del arte renacentista. El ciclo narra la historia de la Santa Cruz, desde su descubrimiento por Helena, la madre del emperador Constantino, hasta su eventual recuperación de los persas.

Cada escena está representada con una meticulosa atención al detalle, colores vibrantes y un uso magistral de la perspectiva. Entre los puntos destacados se encuentran el Sueño de Constantino, donde el emperador es visitado por un ángel, y la Batalla entre Heraclio y Cosroes, que muestra un dramático enfrentamiento de ejércitos. Los frescos fueron sometidos a una extensa restauración en 1992, asegurando que la obra maestra de Piero della Francesca continúe inspirando asombro en los visitantes.

Otros Tesoros Artísticos

Más allá de la Capilla Bacci, San Francesco alberga numerosos otros tesoros artísticos. La capilla de la familia Carbonati, por ejemplo, presenta frescos de Lorentino d'Andrea, un seguidor de Piero della Francesca. Estos frescos, que representan escenas de la vida de San Antonio de Padua, muestran la influencia del estilo de Piero en sus contemporáneos.

Otra obra notable es la vidriera de Guillaume de Marcillat, creada en 1524, que representa la concesión de la indulgencia de la Porciúncula. La iglesia también alberga frescos de Spinello Aretino, incluyendo escenas de las vidas de San Miguel y San Gil en la Capilla Guasconi.

Visitar San Francesco

Una visita a San Francesco ofrece una experiencia rica e inmersiva. La basílica no solo es un lugar de culto, sino también un museo estatal bajo la Dirección Regional de Museos de Toscana. La entrada a la Capilla Bacci está regulada por boletos con horario, asegurando que los visitantes puedan apreciar plenamente los frescos sin aglomeraciones. Se recomienda reservar boletos con anticipación para asegurar un lugar.

Al entrar en San Francesco, tómate un momento para absorber la atmósfera serena y el sentido de la historia que impregna el espacio. Ya sea que seas un amante del arte, un entusiasta de la historia o un buscador espiritual, la basílica ofrece una visión única del patrimonio cultural y artístico de Arezzo.

Conclusión

San Francesco en Arezzo es más que una iglesia; es un testimonio del legado duradero del arte y la fe. Sus paredes han sido testigos de siglos de historia, desde los humildes comienzos de los frailes franciscanos hasta la creación de una de las mayores obras maestras del Renacimiento. Al explorar esta notable basílica, te encontrarás transportado en el tiempo, maravillándote con la habilidad y devoción que han dado forma a este espacio sagrado. Una visita a San Francesco es un viaje inolvidable al corazón del rico patrimonio cultural de la Toscana.

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