En la encantadora ciudad de Amberg, en Baviera, se encuentra una joya oculta de gran importancia histórica y arquitectónica: el Jesuitenkolleg Amberg. Este impresionante complejo, con su rica historia y arquitectura deslumbrante, invita a los visitantes a retroceder en el tiempo y explorar el vasto patrimonio cultural de la región. Desde sus cimientos en el siglo XVII hasta sus usos actuales, el Jesuitenkolleg Amberg es un testimonio del legado duradero de la orden jesuita y sus contribuciones a la educación, la religión y las artes.
El Jesuitenkolleg Amberg fue fundado en 1665, tras el tumultuoso período de la Guerra de los Treinta Años y la posterior re-catolización del Alto Palatinado. Los jesuitas, que llegaron a Amberg en 1621, desempeñaron un papel crucial en el renacimiento religioso y educativo de la zona. Inicialmente alojados en la casa parroquial de la Iglesia de San Jorge, los jesuitas fundaron un gimnasio en 1626, que más tarde evolucionó en un liceo dedicado a la formación del clero local.
La construcción de los nuevos edificios del Jesuitenkolleg comenzó en 1665, liderada por los maestros constructores Wolfgang Hirschstetter, Georg Hagn y Andreas Wels el Viejo. El complejo experimentó ampliaciones y mejoras a lo largo de los años, incluyendo la adición del ala norte por Georg Dientzenhofer en 1684 y la elevación del ala oeste por su hermano Wolfgang Dientzenhofer en 1689. Para el siglo XVIII, el Jesuitenkolleg se había convertido en una institución educativa prominente, atrayendo estudiantes de diversas partes.
Bajo la administración de los jesuitas, el Jesuitenkolleg Amberg floreció como un centro académico y cultural. El gimnasio y el liceo ofrecían educación gratuita a más de 300 estudiantes, con cursos en filosofía y teología que atraían a alrededor de 100 candidatos. La influencia de la institución se extendía más allá de Amberg, atrayendo a eruditos de toda la región.
Una parte integral del impacto cultural del Jesuitenkolleg fue el teatro jesuita, que alcanzó su apogeo en el siglo XVII. Una de las representaciones más notables fue la obra Philothea, puesta en escena en 1653 en presencia del Duque Christian August de Sulzbach. La música de la obra, compuesta por el Padre Johann Paul Silbermann, es uno de los pocos ejemplos sobrevivientes de composiciones teatrales jesuitas.
El esplendor arquitectónico del Jesuitenkolleg es evidente en su diseño grandioso y detalles intrincados. El complejo forma una estructura de tres pisos y cuatro alas con techos a dos aguas y fachadas decorativas. El ala sur presenta arcadas en la planta baja, mientras que el ala norte alberga el antiguo gimnasio. Una característica llamativa del complejo es la extensión sur de 160 metros de largo, que crea una formidable barrera contra la ciudad.
Uno de los puntos destacados del Jesuitenkolleg es la Sala de la Congregación, adornada con un techo artesonado diseñado por el Hermano Johann Hörmann. El techo, que abarca 585 metros cuadrados, presenta una representación al óleo de la Anunciación, donada por el Presidente Rapp. El mobiliario rico de la sala incluye un púlpito con una imagen del Arcángel Miguel, una galería de órgano y portalones. Grandes pinturas, incluyendo seis escenas de la vida de María por Johann Kaspar Sing, adornan las paredes, añadiendo a la grandeza de la sala.
La biblioteca, ahora conocida como la Biblioteca Provincial de Amberg, es un tesoro de conocimiento e historia. La biblioteca original, construida en 1682, fue ampliada en 1726/1727 y cuenta con un techo de espejo con decoraciones de estuco de Jacopo Appiani. Las pinturas del techo de Johann y Otto Gebhard representan escenas bíblicas como Adán y Eva en el Árbol del Conocimiento y Jesús entre los escribas. La colección de la biblioteca incluye valiosos libros de monasterios secularizados en el Alto Palatinado, preservados en su orden original.
Adyacente al Jesuitenkolleg se encuentra la impresionante Iglesia de San Jorge, una basílica gótica alta con una rica historia que se remonta a 1359. La iglesia experimentó transformaciones barrocas en los siglos XVII y XVIII, con contribuciones de arquitectos como Francesco Garbanini y Wolfgang Dientzenhofer. La nave de tres pasillos de la iglesia, las capillas laterales y la torre oeste con una cúpula de cebolla (Welsche Haube) crean una silueta impresionante contra el horizonte de Amberg.
Hoy en día, el Jesuitenkolleg Amberg continúa sirviendo a la comunidad en diversas capacidades. El complejo alberga la Biblioteca Estatal (Biblioteca Provincial de Amberg), la oficina parroquial católica romana de San Jorge, apartamentos residenciales y un restaurante cervecero. La mezcla de importancia histórica y utilidad moderna hace del Jesuitenkolleg una parte vibrante del paisaje cultural de Amberg.
En conclusión, el Jesuitenkolleg Amberg es un destino cautivador que ofrece a los visitantes una visión de la rica historia y belleza arquitectónica de la orden jesuita. Ya sea que seas un entusiasta de la historia, un aficionado a la arquitectura o simplemente un viajero curioso, una visita al Jesuitenkolleg Amberg seguramente será una experiencia enriquecedora e inolvidable.
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